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Mostrando entradas de diciembre, 2012

Alquimia

Mi lecho huele a primavera. Tempranillo es el néctar -anhelo de beber- ejerciendo la vida huyendo de la inercia. Prendida en este ser hecho de dos. Mi lecho huele a rosas mañaneras. Sudor que no es rocío y se asemeja al tacto de la seda, embriagada en perfumes tu silueta... Mi lecho huele a versos porque de tanto amarte entre susurros -alquimia de las voces sublimadas- se prolongan instantes en que transmutas la materia. ©Leibi Ng

Hora

A ti que no perdonas, a mí que no lo olvido. Cada sesenta minutos, tuyos sesenta segundos son. Intensos, afilados se clavan garganta adentro. Se hunden en mis sesos; raíz de madreselva en ruinas centenarias. Son sesenta segundos de reintegro: se repite tu voz, regurgito palabras; la broma infantil se vuelve infamia Tus palabras se agrandan y yo me hago pequeña. Vibran mis carnes de sonido plenas y hasta versos evoco tras tu eco. Cincuenta y un suspiros. Nueve angustias y la afiebrada afrenta coronada de alfileres potstraumáticos. IN FER NO A VER NO Rojos mis ojos suman desencuentros y no recuerdo ni una sola razón que me sostenga. Salvaje. Descomunal. Insalvable. Distancia de por medio sedientos nos mantiene rabiosos en la fuente hidrofóbicos, contrarios y oponentes. A media asta mis párpados mongólicos saturados de vida se enlutecen. Ruge mi voz. Se rompe un cauce camino a mi garganta Me estalla el grito interior y en sesenta nudos sesenta dentelladas fermenta la mentira abierta que m