Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como ©Leibi Ng

Ensuciar

  Garabatear ensuciar la pureza de lo blanco que anhela lo sublime. Marcar con signo estupefacto e imperfecto el sueño de un poema. Llenar de llanto el precoz verso incapaz de tocar los sentimientos por su psicopatía. Intentar sacar del alma esta tormenta y no poder hablar ensuciando con letras inconexas esta agua que no piensa. ©Leibi Ng

Transparencia

Con las manos en el agua... viajo en ondas. Me hago pura. Con las manos en el agua me desbordo en yin y en yang. Ritual que me abre las puertas, siete chacras y un prisma. La luz nace libre y tierna como el agua. Mi sangre se encoge y la piel se arruga como si quisiera agarrar luz desde siempre inapresable. Yo anhelo ser como ellas: como el agua con la luz. ©Leibi Ng

Algunas de las Antologías en las que aparece mi poesía

 

HAY UN ÁNGEL MIRANDO

Casa vacía. Puerta cerrada. Nunca estoy sola. Nunca esperando. Duermo, despierto. Leo, me acuesto. Como, madrugo. Disfruto un concierto. Sola no. Cortina abajo. Casa en penumbras. Ventanas tuertas… Luces moribundas. Siento su alma o su existencia en este espacio alguien me observa… ¿Qué no ves nadie? Eso, no es cierto. Si tú te alejas me quedo quieta. Llega despacio y mi hombro besa… Respiro hondo y luego se aleja… Sola no. ¡Mi ángel espera! ☻  Leibi Ng (1966)

Auxilio

Dame de nuevo el Cielo. Haz de tus manos, aves. Recorre con su vuelo la geografía sedienta del peso de tu cuerpo y el agua de tus cauces. ¿No ves que en mí hay incendio; que la emergencia oprime y el corazón se expande? Que tu piel se haga mía Y mi grito, tu aliento. Te miro y pido auxilio. Se ocultan mis palabras Tras silencioso grito por repetir tu hazaña para que inundes todos los poros que respiran y matando estas ansias me devuelvas la vida. ©Leibi Ng.

Alquimia

Mi lecho huele a primavera. Tempranillo es el néctar -anhelo de beber- ejerciendo la vida huyendo de la inercia. Prendida en este ser hecho de dos. Mi lecho huele a rosas mañaneras. Sudor que no es rocío y se asemeja al tacto de la seda, embriagada en perfumes tu silueta... Mi lecho huele a versos porque de tanto amarte entre susurros -alquimia de las voces sublimadas- se prolongan instantes en que transmutas la materia. ©Leibi Ng

Tu casa, mi casa

La casa que me diste por morada respiraba conmigo suspiraba. Se pobló de mi anhelo se decoró en mis ansias. En sus paredes, nombres en sus dinteles, tactos en sus ventanas, luces de Caribe y corales Me encontré -más de mí- en tu casa mi casa Sé que fui moradora en tu onírico entorno y me sigues mirando interior de tu Casa. La casa que construiste para mí se perdió en la distancia se perdieron los pájaros, el trino de sus cantos... los claveles, albahaca... cerraron sus ventanas y todo lo que queda es la puerta cerrada. ©Leibi Ng

Banderas

Sol poniente en cielo grana, buen tiempo por la mañana A mis montes les faltan tus dos manos labriego que amaneces, alborada en poniente sembrador de luz y de simientes. La tierra se acomoda con cada arremetida. rociada en tus sudores, se oxigena en jadeos, que transformas en brotes, germinales y nuevos en favorable clima. Soy la cierva que relame tu mano y asiste en el silencio como el terruño fértil para sembrar de azahares la noche perdida en tus pupilas. A mis montes les faltan tus banderas ondeando entre las nubes de luminoso blanco como cisnes muy altos que vuelan en pareja. ©Leibi Ng

No

Parke Harrison. Reclamation En la dicotomía de tu historia aullas como lobo solitario maldices la trampa de la gruta sinuosidad sosobra sima cepo. Lo diste todo en tu alarido triste te entregaste en vida en un amanecer, sol de deberes, que te multiplicó sobre el mapa vital de la pareja. ¿Qué más podías dar tú, que ese amor bendecido en la chica parroquia del pueblito perdido? El mismo que quedó enterrado en la montaña mientras tú, marinero ofrendabas batallas. ¿Qué más se te pedía que no entregaras presto con la agonía del día? El fruto de tu semen se convirtió en discordia, a ti tan parecido tan viril y tenaz. Los años construidos se derrumbaron juntos elevando un abismo de honda depresión. Todo entonces fue frío,  ajado cual tedioso periódico de gran circulación... actualidad hecha rito. Pus brota en tus entrañas, en tu cerebro, llanto en tus manos el monstruo de la desolación con diez tenazas raudas a hacer de ti una máquina un mecano brilloso, anquilosado y torpe alienado y curvado

Al ladrón de mis sueños

Observarme por todos los rincones, ladrón, oculto en el anonimato fue tu misión, tu norte, tu extravío; mirón, que te ríes de mis temores, barrotes engarzados a mis cuidados. Como la noche de incógnito te ampara, las estrellas indiferentes no te nombran, la luna me guarda silenciosa sin saber si te creo o desconfío. Tú contienes la respiración ansioso de un amor disfrazado y mentiroso ayudado por las palabras temerarias: del misterio te cubres insidioso y mi intriga te sirve de acicate. Mi esperanza te nutre de intenciones prometiendo la utopía de un beso, del paraíso que eternamente anhelo, socavas mis defensas, me conquistas y descubro que estás y estarás preso. ©Leibi Ng

Jardín Zen

Capitán, mi capitán haz logrado mi devoción sin cuestionarte acato las órdenes que fluyen de tus labios antes que la saliva retorne hacia tu lengua. Con premura oculto la incertidumbre de mis pupilas sublevadas en busca de razón. Hoy, mi kimono a tu costado mi prendedor en tu mano mi rosa en el ojal de tu uniforme para representar a la nueva Madama Butterfly que derrama lágrimas rojas sobre la seda. Oh, capitán do not leave me el silencio ronda la piedra tan breve del instante en que me adueño de tu corazón y devela la calma después del amor de madrugada. Oh, capitán, oriundo del silencio como el beso del viento, you make me live and die, saeta que resplandece atravesada en esta luz que rasga las tinieblas. Capitán, tú marchas y me dejas quieta para que el tiempo pase sobre mí marcando dunas. ©Leibi Ng

Ejercicio frente a un cuadro de Clara Ledesma

Esta que veis espejo en mano ha pasado las pruebas. Es gente de primera. Aureola púrpura la eleva. Cambió el azul por luz venciendo obstáculos. En círculos rodó, vivió en tiempo de guerra hasta que raudo huyó el monstruo tras su espada.. ¿Notan la fuerza nueva que gobierna penumbras? ¿Acaso no se asoma la victoria en sus ojos? Muchos no harán idea del campo exterminado Ni del tiempo estregado, del humo, las batallas... La carne destajada abierta en redención por la causa ganada No habrá rastro del tiempo del dolor encauzado ni de las flores mustias o el acíbar tragado. Ni una brizna del llanto Ni un átomo del miedo Dividida en sí misma confrontó luz y sombra hasta ganar la eterna vocación de su esencia. Está sola, mas no. Es un ente preciso renacido en sí mismo de la metamorfosis inevitable y cruenta, tarot enrevesado de caóticos verbos. Subióse tramo a tramo la escalera de angustias para entrar en el centro del núcleo fisionado de la energía del viento. Solo ella sabe reflejar los mat