Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de enero, 2014

CUESTIONES

¿Qué se necesita para hacer una canción con ilusión? ¿Qué necesito para convertir en chichigüas los sueños, las olas en cosquillas y las flores en besos? ¿Cómo encierro risa en un baúl? ¿Cómo aquieto tus clinejas? ¿Cuánto tiempo me esperarás en lo que termino de contar estrellas? ¿Cuál de ellas brillará más cuando te duermas? ¿Dónde está el albañil de mi escalera? ¿Qué se necesita para ver salir poemas de entre las cejas? ¿...gritar versos a los cuatro vientos? ¿...pintar colores junto con las flores? ¿...bajar la lluvia de una nube albina? ¿Ponerle un zipper a esta boca mía? ©LEIBI NG

Sin vivir

M e muero de dolor me anega el llanto Me expulsan del infierno pero al Cielo aún no llego. Este vivir muriendo me deja sin talante de un Reino que de hoy está distante. Encadenada al ser huesos y carne, la cabeza muy bien, el cuerpo aparte. Vivir y respirar con asistencia, andar o caminar con dos muletas, escribir con la prótesis del miedo compromiso sin voz de una obsoleta. Pasa un día tras otro y yo cambiante en la vegetal suerte que me trae un verdadero océano delante brilla como cristal o hasta diamante y yo en el sin vivir sigo campante. ©Leibi NG

Nocturno

Jardín Nocturno. Paul Delvaux De nuevo frente a ti escudriño en tus ojos el por qué del insomnio, de la vigilia agreste, de la rosa que escapa. Cuestiono madrugadas de consciente                       con sueños de sonámbula. En medio de un invierno resentido                      con viento del nordeste estrujo aún las hojas del romero muerto sin rastros de su aroma. Empujo con el pie las horadadas hojas como esqueletos frágiles… Esparzo las cenizas en los oscuros charcos que apenas me reflejan una luz mortecina. Caparazón de caracol mimoso quebrantado e inmóvil, cercado por lo débil. Del claroscuro entorno emana la voz de lo dormido mientras sigo mirándote a los ojos y tú pareces muerto con los ojos abiertos. ©Leibi NG

Damero

Francisco de Goya. El caballo raptor. Aguafuerte, aguatinta, punta seca y bruñidor. Museo El Prado. Como oficiante sin dios repite el rito: cubierto por los presuntos augurios de calientes entrañas descifrados. De un volcán apacible vaticina el eructo. ¡Oh, desolado! noches de conjeturas a la mesa impasible. Palpita lo invisible en servidor sin red donde confluyen nobleza y abyección en dos por uno. Días de especular cual  de Damocles  péndulo con filo. El brillo del damero resplandece e iguala los colores en la escala del miedo. Temor del aguijón su condición. ©Leibi NG

Colando luces

  Remedio Varo: "Cazadora de astros" Sobre las ruedas va, colando luces. Hermana con la brisa que entrecoge. De vocación dual: risueña y triste cerrada y a la vez al mundo libre. Sube y baja en vaivén el tiempo esparce: barrotes de metal, también de aire tejida por la urdimbre de su talle. La puerta abierta es sólo un requisito en lo intangible: que en su interior la vida se acomode, se expulse y continúe. ©Leibi NG

Madrugada

En todas las casas en toda madrugada un silencio solemne traspasa los alientos. Motores que en el día pasan inadvertidos funcionan sin motivos en fábrica latente. La vida sosegada en pausa quieta como robot agotado de su maquinaria suspira cual goteo imaginario de un cansancio de siglos. Comprendes por qué llaman c  o  r  r  i  e  n  t  e a la energía que fluye y ahora suena con un zumbido cierto, monótono, impasible como el río de la vida indetenible danzando en lo invisible la materia que duerme. ©Leibi NG

Tiempo de tagarnina

Scolymus hispanicus, el cardillo, cardo de olla o tagarnina La luz de la cocina, Ilumina el quimono masculino en este día de mayo en que la tagarnina alfombra con su verdor mareado. Hojas mustias, tu rostro serio presagia el malestar matinal de un dios cansado. Porque la maleza me espina, y tú me explicas la tradición de tu cultura. De pronto se desnuda nuestro choque como alienígena revoloteando en un cielo turbio y permanezco observando silenciosa como en el teatro cuando cambian el decorado sin saber si aplaudir o rendirme a la tristeza.              Tu amigo viene al rescate. Así que de pronto es un salvavidas, y me pregunto hasta cuándo será la vida en pareja pues sé que las cuerdas se tensan hasta un punto              Él también limpia la hierba. Como quien se interna en un túnel Doy la espalda y me encierro en la habitación. Me enrosco sobre hojas de melancolía. ©Leibi Ng