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Mostrando entradas de septiembre, 2014

Como la hiedra...

Y así la hoja de la hiedra fue el símbolo de la perennidad y la extensión, el rápido abrazo vivo a la dura y pasiva piedra... voraz evocación del "hielo abrasador"; eterno enfrentamiento entre lo vivo y lo muerto; paradoja del corazón que al cabo del tiempo es simple forma, constancia de que siempre hay uno que ama más que el otro. ©Leibi Ng

Realismo sucio

"Con los pobres de la Tierra quiero yo mi suerte echar". José Martí ¿Y qué es un pobre sino un derrotado? “Pongamos, es un ejemplo…” que del total de 48,730 km² se han sumado uno tras otro los que aún encontrados no se hallan: neuróticos, solitarios, suicidas, desadaptados, víctimas de sus pasados, golpeados por sí mismos, marginados, vagabundos, alcohólicos, abatidos, poetas eruditos que nunca publicarán un verso; revolucionarios que siempre llegan tarde a la Historia, ángeles sin alas, provocadores y masoquistas, expulsados del cielo; chinos alucinados, propietarios de moteles, comparsas de prostitutas de dudosa sensualidad y lenguas mordaces, ancianos sacerdotes embarcados en cruzadas que los dejan vulnerables con su honestidad. Caben Alekséi Ivánovich de El jugador, Rodión Raskólnikov de Crimen y castigo, Bovary, de Flaubert, con todo y arsénico, Ana Ozores, mística fracasada, adúltera condenada, chupada por la ciudad Vetusta vulgar, inculta, farisea, hipócrita, idealista

Autoengaño

En ese mismo tono en que el poeta coloquial hace uso del signo erecto y soberano de su lengua y dice adiós a lo hermético con despreciable calma, me place decir que estas palabras no tienen que gustar ni a Pérez ni a Montás. Ocurre que el poema, si es poema, no le debe ni la más remota reverencia a la sapiencia, contando con que es expresión del alma. Entonces discurrir queda lejos de altares y capillas. Cada uno ejerce desde el alba la triste realidad de su jornada. Va por el pan, si quiere, o por la salsa, Recorrerá las calles nauseabundas de basura y orines bautizadas. Trabajará sin más, llenando horas con frases de La Zeta reiteradas que no tienen que ver con Alfonseca, con Morrison, Cabral ni Hernández Rueda. En el anochecer, cercano a cena por la ventana sacará su pena del monitor brillante que reclama la brillantez del genio, la proclama de original sentir, del alma en flama porque no sabe aún que esta es la suma de hacerse un hara-kiri en cada palma defendiendo el honor de las