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Mostrando entradas de marzo, 2018

A UN NIÑO DE CUATRO AÑOS

"Cuando se muere la carne el Alma va derechito  a saludar a la Luna  y de paso al Lucerito". Violeta Parra. De vuelta en tus entrañas de nubes y vapor mi misión fue muy corta y entregué con honor mi cuerpo pequeñito, mis sonrisas, mi voz... El árbol doblegado se humilló sobre mí para llevarme entero, para hacerme subir. Mi padre y mi madre van a pensarme más desde hoy para siempre como el niño que fui. Escrito en el misterio quedo a partir de hoy en el Retiro, el viento y un manto de verdor. Me acarician las ramas cosquillas en mi piel los pájaros volaron y mi vida también. Yo ya estoy en el parque que llaman El Edén con los ángeles juego tú no me puedes ver Como dijo Violeta en aquel baquiní saludar a la luna me hace sentir feliz. ©Leibi Ng

SEÑALES

Será la mano de Dios o el vaho de la lengua de Buda que insiste en mantener los labios cerrados por eso aparece la barba de viejo en los árboles de Constanza y una bolsa amarilla resiste el viento sobre el cristal de tu ventana. El dolor de la pierna izquierda reflejado en una copa de agua las joyas perdidas en el interior de un taxi los recuerdos calcinados en dos ciudades... Queda la réplica a la apertura de los sentidos: se mostrará lo invisible lo peculiar llevará a la reflexión de un colibrí suspendido y signos de admiración que no cierran contrariando las reglas. Lo simultáneo, lo paralelo, la soledad enigmática... ¡Mentira! Y es que tocas con tus dedos la residencia de su Alma. Percibes en este viaje los colores del deseo de decisión revestidos. ©Leibi Ng