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Olor, color, sabor...

Y sólo te recuerdo en la cocina con el tomillo fresco, el pimentón y las papas que corto hasta que crujan porque así tienen más sabor (¿)... con el aroma del romero y el pescado, con los garbanzos y los chorizos... gastronomía a tres platos, demasiada. Después la yerba buena para esos mojitos que apenas yo probaba; las hogazas de pan francés compradas en la esquina con ese chiste de “baguette” y funcionario que repetías una y otra vez, pero en vez de enojarme me sentía una mujer distinta cada día. Tan grande es el amor que hasta los chistes malos los transforma... Tan tenaz es el tiempo que hasta las desgracias las convierte en poesía.

"No hablo, no acuso, no hago dinero..."

Quebrada una vez más, sin pretensiones el aprendizaje del mensaje de la infancia vuelve reiterativo, con posibilidades plenas: no estás invitada. No entres. Retorno más ancha, poseedora de la nada inmensa te escucho y aletea el harakiri como ángel familiar: ¿Para qué continuar sorbiendo aliento? ¿Acaso no es el fin? Pero era el fin desde el comienzo de los tiempos. Ergo ¿qué importa persistir? Resignación o estupidez regodeo acomodaticio en el umbral perfecto: "No hablo, no acuso, no hago dinero" pero observo y duele todo lo ajeno y falso lo equivocado y turbio la satrapía y la gula el hambre y sus hienas la sumisión y la entrega... ¿Para qué pensar querrá el esclavo? Obedecer es de autómatas y salva el pellejo vil de animal apaleado la crueldad no desafiada del sádico que manda y la triste verdad de que le presto mi energía a una luz que oscurece. Y lloro.

Balada triste para María

Y fue manipulada, empujada, engañada. Ella entre todas las mujeres elegida por un dios del espectáculo se convirtió en la piedra del escándalo para arrastrarla día a día hasta los cincuenta y ocho años. La amancebó sin pautas con un guión cerrado la maquilló alterando su juventud inconsciente. Prostituta, libertina, desquiciada, buscona, puta... qué fácil fue encajarle un prejuicio de antaño pero siempre vigente. Era una niña y la fama el anzuelo. Era una diosa sin conocer su estatus (cediendo su poder como tantas). Era olorosa como la mantequilla y estaba sola, sola, completamente sola entre la multitud desesperada. Unas escenas y marcada de por vida se refugió en las drogas, la quietud o las sombras que no pueden borrar jamás, jamás, jamás las imágenes que guarda la memoria; peor aún, los archivos cinematográficos del mundo la reproducen en todas las visiones para todos los ojos. Pequeña caótica, aspirante a ser feliz se fue envolviendo en la cáscara de piel que envejecía de tristeza

La quinta

Yo amé a Parménides por quinta vez. Hice viajar mi mente en sus proemios y deslicé la mano entre sus rizos tibios: quedé varada entre el ente y las apariencias en medio del ágora marmóreo. Yo degasté mis sandalias de piel de cervatillo recorriendo el sendero de sus palabras. Estiré el cuello tratando de entender los aforismos surgidos de su voz: no hubo mayor empeño en todo el Hélade. Transité por la resplandeciente arena del desierto sorbiendo el rocío de sus labios; llegué a pensar que era verdad real su cabeza yaciendo a mi costado. Navegamos el río donde Heráclito se vio dos veces en la transparencia y coincidimos en el mismo puerto antes del quinto encuentro. Yo amé por quinta vez la idea pero una cosa es ser y otra lo etéreo me encontré en la oscura madrugada sorbiendo sales de mi propio cuerpo Yo amé por una vez ahora me acuerdo. © Leibi Ng

Turgente, acuática, firme...

https://yourwisdomjourney.com/Workshops.html Turgente, acuática, firme... ...desbordada, Soy la vida que se erige en oleadas Soy el clima imbatible ante la muerte Soy la fuerza de la espera finalizada. No me nombres Soy el tiempo, génesis y síntesis Soy la crónica de los hechos que no narras En mí se descubrió el verbo y la palabra cantada. Yo te beso y en mi luz se desparraman madrugadas de suspiros encendidos como cocuyos de lava. Y si emerjo, de dos lunas brotando: sangre y agua, miel y leche en abundancia No me temas Dunas nuevas moldeadas son la dicha y el placer Amado, sólo tú puedes traerme la albahaca, manojos de yerbabuena y romero bautizados de rocío. Yo te espero cobijando en mis pestañas la ternura de mi vientre habitado por sonrisas y alboradas. © Leibi Ng

Cuadriga

Mi alegría, mi llanto, mi vida... Apreso dos tiempos: Uno en que yo misma me encontré escuchando el Universo Otro en que tus letras se hicieron bolero. Hoy siento lo mismo que en aquella tarde: pulso disparado y el júbilo de la sorpresa, mi árbol ilumina la estancia dormida. Un árbol de vida verde, azul, turquesa, un murano frágil de belleza nueva lo más cerca tuyo el amor certero que cruzaba el cielo volaba sobre un mar en calma sonreía como una gaviota abría sus alas con su envergadura como carta blanca como la esperanza aromatizaba mis noches despierta No hacía falta lumbre, ardían tus palabras No me alimentaba, de ti estaba llena No había nada, que me hiciera falta Ni la vulgar vida me amarraba al suelo La cuadriga vino, piafó en mis aceras robustos, briosos, corcovearon vivos se inundó la calle con firmes relinchos me monté a la grupa, me comí el desierto... Pero volvió el ruido mi interior de nuevo se llenó de objetos nadé entre cacharros, estiércol, culebras... oscura la senda,

Tú llegabas, yo me iba

Llegabas... http://perso.wanadoo.es/al.59/images/Ofelias/2000%20()%20-%20Ophelia.jpg ...me marchaba... Fue un cruce de miradas en el péndulo quieto de un segundo ignorado por dos