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Mostrando entradas de marzo, 2011

Hay poesía

Humildemente observo el paso del segundo y comprendo que existe la poesía para apresar al sentimiento. Pero él se quiere ir... aborda incuestionable su vocación de olvido y como el agua mansa (mas no esclava) se cuela hacia la nada                          y el silencio. Entonces ideamos                    las palabras y una rejilla suave cuadricula su urdimbre colando en cada verso                      pedacitos del alma. Una noche como esta unos ojos que saben de frases y alfabetos desentrañan la trama y esa esencia vital,                       el pensamiento, le vuelve a dar aliento. Renace en una llama de alquimia y nuevo tiempo se posa en la mirada desentrañable, eterno... y enciende nuevamente                             el sentimiento. © Leibi Ng ♫ De la imagen: © http://www.jlmunoz.com/html/fly_me_to_the_moon_0.html

Le petit mort (con variante)

Desde el centro del cuerpo agradecido El simple regocijo De esta sangre que fluye demencial torbellino suena a mil decibeles el eco de la noche en dos que vueltos uno dejan ya la epidermis de revés de larga espera recobrada y tierna con la firme caricia entrecortada y cierta del deseo desatado galopan en los cuatro posibles remaches de la vida que no se inhibe aunque se sienta próxima la misma muerte Se acomoda el descenso en la cuesta del beso y se arrastra tan lento por la humedad del tiempo detrás de su sosiego. ******** Hondo      Que se me va del cuerpo agradecido el sutil regocijo demencial torbellino de esta sangre que fluye sin comienzo ni fin encerrada en lujuria el eco de la noche hace tronar suspiros uno solo corpóreo se fusionan los huesos el deseo desatado por ansias reprimido galopa con la furia entre piernas y muslos donde no existe nada que no sea la vivencia audaz se hunde con fuerza en el abismo incierto que expira en el descenso de la pequeña muerte que hoy te rinde.

Al soldado alegre que regresó cadáver

Te asignaron las armas y un destino en el mapa atravesaste el mundo donde el dolor quemaba. Una paz negociada, una misión firmada y una voz escondida ocultando el dolor. Señores de la Guerra te ofrecieron la ardiente bebida del desierto. Te retrataste alegre con el turbante de los talibanes y en todos los horarios buscaste entre las piedras las armas solapadas; tu comida fue el polvo y tu reposo el sitio quieto como la muerte de los tanques rusos, vencidos mucho antes por guerra de guerrillas en tierras complicadas que por mucho que estudien no acaban de entender. En el cielo despatillado de estrellas refulgentes anhelaste confundirte con el camastro en el hospital frustrado; desintería perfora los intestinos sanos y tú no eras consciente de que esa fiera guerra te iba a llevar con ella. Entonces tu salario no sirve para nada. Hoy un casco guerrero adorna este librero y una mochila perforada resguarda tu condecoración. ©Leibi NG (aún me siento ridícula poniéndole copyright a un sentimi