Ir al contenido principal

Le petit mort (con variante)

Desde el centro del cuerpo agradecido
El simple regocijo
De esta sangre que fluye demencial torbellino
suena a mil decibeles el eco de la noche
en dos que vueltos uno
dejan ya la epidermis de revés
de larga espera recobrada y tierna
con la firme caricia
entrecortada y cierta
del deseo desatado
galopan en los cuatro
posibles remaches de
la vida que no se inhibe
aunque se sienta próxima
la misma muerte
Se acomoda el descenso
en la cuesta del beso
y se arrastra tan lento
por la humedad del tiempo
detrás de su sosiego.

********

Hondo
     Que se me va

del cuerpo agradecido
el sutil regocijo
demencial torbellino
de esta sangre que fluye
sin comienzo ni fin
encerrada en lujuria
el eco de la noche
hace tronar suspiros
uno solo corpóreo
se fusionan los huesos
el deseo desatado
por ansias reprimido
galopa con la furia
entre piernas y muslos
donde no existe nada
que no sea la vivencia
audaz se hunde
con fuerza en el abismo
incierto que expira en el descenso
de la pequeña muerte que hoy
te rinde.

Comentarios

Entradas populares de este blog

SIEMPRE EXTRAÑA

A J. que ama demasiado Olvídame en el Metro como a un libro. No permitas que nadie me devuelva. ¿En qué lugar? Donde el vagón se rompe, lejos de tus dos ojos que han mentido. Alejada de Dios, que sin ser tuya pisoteada por mil, como un repudio, la tristeza redonda en arandela querrá romperse como una quimera. Y es por permanecer así humillada por lo que el trajinar convierte en alas el destino final de desterrada… Rosa mustia de espinas despojada. Pero se queda en mí tanta palabra: demencia de perderme, siempre extraña. ©Leibi Ng

La deseada

Ella dice que no, que mejor sola pero su cuerpo habla y otra cosa pregona. Su espejo la disfraza, no se ve como es. Una sensual consciente con poros anhelantes y la vida latiendo temiendo en el secreto la sequedad que avanza.. Se muestra cada día como se le permite; aparentando dicha o un júbilo discreto. Exhibe mil sonrisas y apertura a la vida pero yo sé que adentro hay lágrimas sepultas. Cada imagen reafirma su soledad brillante cada verso, su angustia sofocada y distante Penélope o Medusa en ella se acorralan ni admite ni confirma ni cede ni reclama. Cada curva lasciva es un beso no dado Los cabellos, los labios, los ojos, las orejas... El pecho se despliega, doble página abierta. Todo en ella es entrega: -Mírame, soy la fruta deliciosa que anhelas. Presta estoy a tu abrazo. Me muero por ser tuya. Y así pasan los días, con su contradicción. Es "perfecta" da charlas, enseña a ser feliz. Y cual Pierrot oculto en un hogar desierto se muere por vivir. ©Leibi Ng

Era que no

  Era que no quería inesperadamente un hado se posó en medio de los labios. Silencio inexplicable pendiente de un misterio el mundo suspendido al paso de un segundo y tu mirada en mí y mi alma dentro tuyo. Adormecida Cual resignada lluvia no hay nada que ofrecer en resistencia sí una pausada tregua mientras tanto Vendrá la aurora para recuperar la voluntad perdida ese instante indomable que controlas y serás nuevamente tú, la única, la autora original fiel a ti misma. Todo será recuerdo y aguacero. ©Leibi Ng