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Mostrando entradas de septiembre, 2011

Viaje astral

Hoy me hice la dormida y fui testigo del torpe vuelo de mi cuerpo astral. Se desprendió muy lento el nombre musitado como aliento. Sin tiempo y sin espacio de mi misma escapó, flotando hacia el techo de la habitación... no esperaba que desde mi ombligo un cordón muy fino lastrara su vuelo. Con suavidad tensaba el filamento Y de pronto, llegó hasta un paisaje de rocas un yermo campo donde escaseaba todo menos las piedras y el polvo. Poca vegetación y un sembradío de rayos de sol desesperanzados de lluvia, o de alguna estación. Y sin embargo, los chiquillos jugaban en un carrusel de viento. Gente escasa en el campo polvoriento sin cultivos, ni graneros, ni verde, ni contento... En casa, mi ombligo, finísima Matrix reluciendo todo me informaba; a tantos metros, me hacía ver el pobre desempeño de mi espectro. En un horizonte sin matices; percibí su desaliento musitando siempre el inolvidable. Sentí su mirada extraviada y su regreso amnésico y perdido mientras yo, me hacía la dormida. ©LEIB

Eternidad

Sobre la arena sin aspavientos de falsa alegría como hacen las parejas que fingen, mirándote a los ojos con las pupilas llenas de sol y verdad segura de que amarte era la decisión correcta aunque no entiendas mi forma de pensar. Verás un cielo transparente aun mis párpados cerrados y un universo tras mis pestañas. Cuando la noche clave en ti el millar de estrellas de estas promesas. Encenderás una lumbre que te retorne a casa. Mientras mi cuerpo se desvanecerá entre tus dedos, y tu voz será ronca y lejana, te dejaré permeado por el llanto del infinito y las cumbres nevadas. Yo sé que entenderás cuando no puedas repetir mi nombre. Consciente de tu desmemoria te convocaré cada vez a la misma hora como un rito infalible traspasando tiempos, vidas, geografías, carnes, huesos, guerra y paz. Con el santo y seña de un beso fin de mundo, fundidos en uno nos hallará la eternidad. © Leibi Ng

Purdah

Sobre el filo de la hoja que brilla en la mitad, cual crisálida envuelta en el capullo que la salva y la sepulta Ella dueña de pechos rebeldes como collados altos propietaria de la cintura que se estrecha turgente, ama de un par de ovarios vitales, productores... Se tapa con la capa de extensas tradiciones. Hablan los viejos de honra, virtud, decoro y dignidad. ¿Y tú, qué dices tú? Para bien, para mal se plisan maldiciones en la tela cobalto que ondea en la penumbra. Para bien, para mal la rejilla trasluce la mirada huidiza de quien cubre las carnes como esconde la vida. Para bien, para mal, perfecta la capucha encaja cual sombrero de aleros precavidos que ocultan su pureza.               Ningún hombre ha venido a pedirte en matrimonio.               Ningún hombre dará una cabra por ti.                Ningún hombre será responsable por ti. Ojos extraños buscan lascivia y descontento presérvate, consérvate, sepúltate en silencio. Amárrate el deseo apretando los dientes. Vuélvete tú un s

Citadina

http://petalosalvuelo.blogspot.com/ Hoy muchos nombres pueblan mis abismos. Algunos conocidos, otros no tanto. Están aquí mirándome como se mira al profe que en una tarde absurda dicta clase a desgana. Yo sé que estos asientos tendrán un costo luego. Los habrán convocado usando algún señuelo: que si serán más sabios, que si hablarán en lenguas; que si dentro de un tiempo, renovarán sus vidas… Yo sé que son los menos. Digo que están haciendo lo imposible para alterar la historia del reino del “Non Problem”. Han logrado que haya gente de mal humor en cada ventanilla de servicio al usuario. Se empeñaron e hicieron que el asfalto caliente aumente a un mar ardiente de lava y gasoil. Las piezas de los carros de concho vuelan solas. Los trozos de aceras te patean a placer. La nueva moda de colocar basuras en las cuatro esquinas es cosa de dementes, mientras suenan sirenas, alaridos hirientes con el pasar violento de un motor demoníaco, envuelto en humo negro. Aquella mujer vieja, la del traje

Indulgencia

Acuarela. Yin-lai Trinidad Ng En la orilla distante la pareja se hunde en lo invisible tratando de fundirse entre rivera, limo y piedras. Emerge con un ritmo de olas de aguas dulces. Hay certeza en la piedra vaivén de algas fiesteras y no sé qué de ausencia en las firmes riveras. El eco de los besos se pierde en un poema. La ternura empujada por la prisa no espera. La sangre que palpita se agolpa en arroyuelos que fluyen impetuosos hacia un cauce violento. Gime y late la vida, se funde en miel y tacto, suplicando al espacio un tiempo, un movimiento... un absoluto encuentro. Se funde como llama de hogueras simultáneas que estallan en fotones celebrando la fiesta de la vida que relativa mueve que relativa extiende                      luz y espacio sin aceptar el nunca ni la total espera. Demandan mi indulgencia, la compasión despiertan aquellos que desoyen la ternura del cuerpo y a la pasión se entregan. ©LEIBI NG