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Destellos

La única forma de tenerte
es reviviendo el eco.

De un trozo de mi vida
Quise escribir un verso
Contrario a la planicie, al tedio y a la espera
                                          de la tarde del sábado.
Describiría el momento de dos
fusionados en uno y en suma se extendieron.
Relumbró la ciudad, con sus calles y aceras.
Los efluvios del cuerpo, casi fuego de infierno,
se propagaron raudos y todo lo quemaron,
por ejemplo, el mercado…

y de todos los puestos surgieron relicarios
y de todas las ventas me ofrecieron regalos
como si entre las cejas pusiera encajonado:
“Soy amada y lo amo”.

Era entonces la novia, la esposa, la creadora
de sonrisas, sonrojos y de la misma aurora.
Tú en cambio, proveías el agua con su encaje de espuma,
el pan, vigilia y sombra... la vereda, el ropaje,
el cobijo a los sueños, abrazo protector.

Entre los dos hicimos la casa-paraíso
Y no hubo en esta isla más luz que tu mirada
preñada de destellos en cada madrugada.


© Leibi NG

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