Exordio
se tornara en victoria...
que el núcleo del abismo
ni en sueños fue alcanzado...
que jamás una lágrima
se derramó en mi alcoba
y que la rabia nunca
entró golpeando almohadas...
y hay sólo esta manía de suponer
¡exordio!
que tu vida y la mía
jamás tocaron fondo.
Porque ahora mis dedos
se repliegan intactos
sin un destinatario, sin cómplice y sin halo
invento melodías en la luz evocada
repito como Eco: "jamás tocamos fondo".
Supón que aquel momento del libro iluminado
fue más que luz, asombro
tu y yo quedamos ciegos,
felices deslumbrados...
el tiempo se detuvo y nos volvió uno solo:
un faro condenado a iluminarlo todo.
©Leibi Ng
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