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Bicho



Este bicho mordaz que me ha picado
no me deja ni a apagón ni a luz 
de una triste bombilla trasnochada;
me escuece su aguijón desde un lugar no hallado
que sin embargo existe aunque no sepa
dar con su áurea de fuerte resplandor en mi cabeza.
Yo no tengo conciencia del momento
en que atacó mi piel, se vino adentro
y no hay remedio capaz de apaciguarle
porque es nigua, es abeja, es avispón de enero,
es culebra o caimán, en fin, engendro.
Puedo estar muy tranquila trabajando
y su fuerza me agita tristemente
como se agrandan las melancolías
este rubor me crece tripa adentro.
¡Ay! Si tan sólo pudiese destrozarlo,
hundirle ahí mis uñas hasta vencerlo,
quebrarle cada pata, destrozarlo
no dejarle ni abdomen ni cerebro.
¡Oh bicho que no enriquece nada
ni me deja producir despierta;
a la ruina me lleva, desgraciada
por estar solamente deletreando,
contando sílabas, dizque buscando versos.

© Leibi NG

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