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Partenogénesis


Y esta mirada virginal de quien no espera nada
se posa en las huellas desgastadas
de caricias extinguidas por la llagas.

De la aurora a la noche, el quehacer de las hadas
envuelve el leve llanto de la dama
ensimismada en mí, disuelta en mí, resignada…

No negaré que renació y brotó en nuevo hábitat.
Obligada a crecer, avanzó sin palabras.
Se subió al caracol del tiempo de alambradas
y tendió el corazón en una de sus ramas.

Una apariencia da de risueña y amada
seguros de eso están los pájaros del alba.
Transita como monja de plena caridad
de cama en cama, consolando a las almas.

Solitaria y feroz domina sus manadas
y en ausencia de dos, se retira triunfal, mas derrotada.

Partida en dos, escindida mortal, más que quebrada.

Ella es una y es más, ella misma tal vez multiplicada.

©Leibi Ng

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