Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de abril, 2016

Piel y luz

Sólo mostró su ceño casi zeta casi rayo casi luz Sólo frotaba frente cordillera llano en llama piel frontera Sólo me miró un ojo y fue bastante piel y luz. ©Leibi Ng

Ven

Acerado, en la noche señalada, el corazón sin cuerda, comprimido, parece que necesita las alas del par de ojos que llevas contigo. Él que ya no latía acompasado, ha tenido un impulso tan sentido, que todas las arterias se han llenado de sangre viva y nueva, con más bríos. Yo lo miro en tus manos como un ave que descansa en el centro de su nido, aunque lo llamo no quiere dejarte, aunque me alejo, no viene conmigo. Leibi Ng

ERA OCTUBRE

Era octubre y las lluvias sitiaban los hoteles. A raudales las calles se perdían en el mar. El cementerio ajeno prestaba sus cadáveres cual trompas de elefantes iban aguas adentro, los yertos, arrugados, descascarados muertos. El cuarto se veía como señal de santo. El vestíbulo amplio atraviesas fugaz. Asciendes las alfombras desgastadas del tiempo. Paras en el momento del relámpago cruento. Sin vernos te has perdido en llamas del averno. Sin sentir te acomodas en el corral del viento. A galopar te llaman unos montes de fierro muy pronto las torcazas volarán en tu cielo mientras el viento aúlla en dimensión de sueño donde el mismo aguacero arrastrará mi voz. Era octubre y las aguas se fermentaron quietas. Hoy que las cosas muertas reclaman atención. ©Leibi Ng

Medusa

Con desgana te mira, incómoda, sin miedo. Un destello en su ojo dice lo que entendió. La idea la ha ensartado como espina de acero Un palpitar violento levanta sus dos senos. No verbaliza: piensa mil cuadros por minuto En su cerebro pasan las claves del dolor. En su melena estática alza cada cabello un potencial fenómeno: Medusa despiadada controlando el hechizo de implacable mirada… Víctima de otra víctima quiere y clama venganza. Sus manos temblorosas buscan pero no alcanzan Y su piel se ha poblado de un mágico sudor. ¡Cuánto dolor le brota por los poros aciagos! ¡Cuánta ira la llena de impotencia y pudor! Dañada y agrietada la porcelana fina hiere con la hendidura de la carne cortada desgarra las arterias de una rival ahumada cercena la cabeza, ladrona agazapada, hasta dejar saciada esa sed de venganza que una mujer celosa es fiera desatada incómoda, dañina, asesina y feroz. ©   Leibi Ng

ELÍGEME

Mira aquí tu apuesta: Un cuerpo agradecido. No es nuevo, pero es limpio. De brazos, hay un par que funcionan unidos, casi nunca al azar. Las piernas no están mal. Una vez fueron lindas… Robustas sí que son; mucho han de caminar. También ten la cabeza poblada de jilgueros de vez en cuando sirve para multiplicar. Es cierto, aquí hay azahares envueltos en mi pelo… Es que anoche llovían con un perfume nuevo. El cuello gira solo: a derecha e izquierda; es frágil, no lo fuerces pues se puede quebrar. Las manos acarician como si fueran nuevas. Un poquito manchadas, eso es cuestión de edad. Incluye un par de alas; pensamientos dispersos... De los pies no te digo, tú mismo los verás. Haz con mis manos jaula, que apresen lo “absoluto”... ¡Ellas lo cuidarán! El caso es que este cuerpo se quiere ir contigo, no sé cómo evitarlo. Elígelo y verás. ©   Leibi Ng