Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2016

Malos sueños

Pobre de mi que albergo a ras de suelo el huérfano calor de mi desvelo, curiosa por saber si alguna vez será tu sombra la fuerza audaz que me guarezca.​ No he de buscar en derredor la paz que ausente escapa por mis miedos afanosa por llegar adentro del abrazo guardado en la memoria de angustia y de dolor encarnecida con la fe en el umbral de la desidia. Se descalabra el cielo en llanto mío y no puedo espantar tus malos sueños. ©Leibi Ng

Cobardía

Renuncias al amor por descartado, conviertes las razones en sofismas, te rindes a pie de alcantarilla, pudiendo escalar alto y coronando. Renuncias al cariño, muerta de hambre, evitas fruto y miel en pro de tu figura; de responsabilidad, el exceso aparente, frente a una vida clavada en conjeturas. Renunciar a lo que nunca ha sido devuelve la palabra al zorro inerte abandonas las uvas tras su suerte por no alcanzar ni en sueños su estatura. Dimite, en fin, cobarde y embustera repliega tus encantos sin leyenda... llora como mujer con gran alarde lo que no osas defender porque no sabes. © Leibi Ng

Uróboro

Cuánta ferocidad a veces muestran los amantes y más aún cuando tienen tiempo sin verse. Como culebra que se engulle por la cola terminan hechos un símbolo infinito. Como niños dementes que retozan con un deseo insaciable de conjuro se hacen polvo tragándose el espacio: la habitación desaparece de repente. Nada que dar y así se lo dan todo, mineros que golpean en la roca hasta volverla escombros a trocitos. No hay forma de parar, taladran todo. Llegan a explotar fuentes. Para cuando terminan, como siempre, ambos mueren, si hay suerte fulminante y se envuelve en fulgores de ternura la mirada brillosa de la sierpe que promete engullirse nuevamente. ©Leibi Ng

Sin centinelas

Una capa de arena tras otra me sepultan. Quiero gritar, mas no puedo. Quiero escapar, pero no se termina. Cada vez más pequeña dentro de mi misma donde tus recuerdos me tienen prisionera. Es como recorrer por dentro a un gusano espacial: viajo directo a la caverna de su boca donde la luz no llega. Me han enterrado viva como a una concubina en mitad de una pesadilla que regurgita en la memoria. Son los círculos en el agua de una piedra lanzada con violencia desde la otra orilla. Las agujas del reloj arrasan con mis sueños segundo tras segundo; el mundo es esa esfera suspendida y pendiente en el espacio que da vueltas con una lentitud calculada donde flotan los seres y las cosas. Como badajos desprendidos de mis campanillas los deja vu crean retruécanos en mi cabeza... ¿Qué fue lo que hice o dije para encontrarme sola en la orilla del río? Los olmos enfermos me contemplan desde la podredumbre de sus cortezas. Soledad lastimera la que sonaba en la banda sonora de mi vida. Sólo la piel de