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Mostrando entradas de marzo, 2017

Rigor mortis

Sabe de ausencia, de extremo cansancio; se le va la mente por diversos lados y viene la imagen del cruel colador. El cuerpo resiste al avance insidioso. Distante, indolente, de no ser por la lengua, todo en él se hace rígido, agarrotado, tieso, imitando el filo de los acantilados vueltos dientes afilados de tanto viento y sal, de tanto olvido... Yo descubrí en el frío que la muerte no es más que la maldición de Dios sobre los cuerpos de repetir al infinito la historia de la mujer de Loth: No de sal sino de piedras y huesos en ausencia de sangre. El rigor mortis te deja hecho estatua: No regresas al polvo sino a la piedra. La vida es lo que alcanzas al contemplar el ir y venir de las olas o el inestable baile de las llamas. Si el hálito fuese visible, el vaho de la vida se adentrara movilizando huesos carne adentro. Lo he visto en la mirada de los locos que dejan las pupilas dislocadas en las cuencas impávidas del dueño ausente. Está el cuerpo piedra en dominio de una matrix cuerda por

​COITO DE LAS AGENDAS

En todas las agendas hay ciudades desiertas. Seres nominales de rostros alertas habitan en casillas de horizontales rayas de colores sobrios o grises murallas Los barrios son de días, de meses o de años y a veces me parece que a huelgas nos convocan. En todas las agendas hay un desconocido perdido en la memoria capaz de algún delito amenazante, extraño... A veces se han borrado los nombres de las calles y habitan por costumbre los fieles inquilinos. Es posible que al cierre de los grandes portales en todas las agendas, se enciendan los hogares con luces, con aromas de cenas y de postres... y es seguro que un nombre -sobre otro montado- practique el misionero letra a letra abocados.​ ©Leibi Ng