Ir al contenido principal

Monte Taijeto


Él descubrió la llave
del alma femenina:
Vulnerable cual niño
confesó sus dolencias
Debilidades, taras,
cicatrices, cortadas,
mutilaciones ciertas
y por tanto variadas.

Ante ingenua franqueza
la mujer se amilana
saca amazona interna
y asume la batalla:
"Yo te defiendo, hijo".
"Yo te cuido, mi alma,
que para eso me han dotado
dos órganos que ovulan
y un útero engarzado con divina
misión: A la vida dar vida
y a  la muerte prisión".

Y poquito a poquito
el mendaz se hace fuerte:
Fuerte en hábitos fijos,
fuerte en líos y tramas
chupador de pezones
ya nocturno, ya diurno...
Hasta que bien seguro
va sacando sus armas;
vengativo, asertivo
cercenador de palmas.

Y un día el alma grande
de la madre que espera
se eleva en su estatura
y saca fuera el karma
lanzando al hijo ajeno
al Taijeto que aguarda.

Con la única tragedia
de que instinto materno
en otra hembra renazca
y el infeliz arraigue
y nazca nuevo lactante.

©Leibi Ng

Comentarios

Entradas populares de este blog

SIEMPRE EXTRAÑA

A J. que ama demasiado Olvídame en el Metro como a un libro. No permitas que nadie me devuelva. ¿En qué lugar? Donde el vagón se rompe, lejos de tus dos ojos que han mentido. Alejada de Dios, que sin ser tuya pisoteada por mil, como un repudio, la tristeza redonda en arandela querrá romperse como una quimera. Y es por permanecer así humillada por lo que el trajinar convierte en alas el destino final de desterrada… Rosa mustia de espinas despojada. Pero se queda en mí tanta palabra: demencia de perderme, siempre extraña. ©Leibi Ng

Algunas de las Antologías en las que aparece mi poesía

 

Era que no

  Era que no quería inesperadamente un hado se posó en medio de los labios. Silencio inexplicable pendiente de un misterio el mundo suspendido al paso de un segundo y tu mirada en mí y mi alma dentro tuyo. Adormecida Cual resignada lluvia no hay nada que ofrecer en resistencia sí una pausada tregua mientras tanto Vendrá la aurora para recuperar la voluntad perdida ese instante indomable que controlas y serás nuevamente tú, la única, la autora original fiel a ti misma. Todo será recuerdo y aguacero. ©Leibi Ng