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Mostrando entradas de septiembre, 2017

Sedientos los pétalos

Sedientos los pétalos saben lo que anhelan: giros, tientos, vueltas, cruz y hasta cadencias. En lila te buscan con reposo o viento los ojos del aire te expían discretos. No tuerzas el caliz que en cabriola y liana asciende a tu cuerpo. Luz que siembra el beso y el seno quebranta con filo de acero. ©Leibi Ng

Autopsia

Femme Avec Des Fleurs” or “Spring”, 1912 ¿Qué haré si no te encuentro? ¿De qué color la resurrección me teñirá de nuevo? ¿En cuál lugar extravío el Norte de tus besos? ¿A qué Estrella Polar dirigiré mi credo? ¿Dónde estaré de nuevo si no siento tu piel un mínimo de tiempo? Ganas, rabia, deshoras se me agolpan sin techo... Desnuda, hambrienta, muerta por tus diez mil silencios... Sabiendo que vendrás, torturándome obseso sin tu voz ni tu acento... ¿Quién reconocerá mi cadáver de intemperie cubierto? Sin los gusanos tiernos de tus ojos en mis cuencas, ¿qué forense dirá que en fantasma me he vuelto? ©Leibi Ng

Postraumático

Viene flashback y paraliza la voluntad del acto. Regurgita ese miedo, el escalofrío, el espanto... Pupilas insomnes en noches que no cesan sin que valgan somníferos ni té de lechuga o dormitar debajo del tamarindo imaginario La soledad de tantos merodeando, sin nada que ate su atención. La culpa, la pena, la preocupación constante... y en medio de la vida se incuba la otra vida que pasó de muerte interminable. Con su tinta roja recordando sangre, lápices de minas cuadradas afiladas a cuchillas; las plantas ahogadas en un exceso de agua... Los recuerdos no mueren ni en la pira y menos en el asiento trasero de un taxi... Flashback: carne viva rociada con sal y vinagre. ©Leibi Ng

LA PUERTA

"Visita inesperada" Remedio Varos Parece que estoy hecha de retazos. Rodeada de revistas, libros, trastos... Recuerdos y proyectos de recuerdos; (sí, porque también se compran cosas nuevas con el fin de robarles sus misterios). Quien quiere conocerse ha de escarbar bien profundo en lo hondo de lo umbrío, negociar por sí mismo los rescates de mil desavenencias al destino que no viene siendo más que el otro que te habita. Te enfermas de quien eres y está el remedio dentro (igual que la gangrena) y son monsergas los dichos de los sabios que no aprendes: Olvídate de ti y serás divino. Conviértete en dragón para pintarlo y sólo está su mano sobre la tuya en ese siempre amago, mitad ensoñación, mitad piedra de toque. No regresas jamás de quien tú eres a menos que algún dios, predestinado, te bese directamente en los labios y diga con voz de trueno: ¡Tienes la puerta abierta! ©Leibi Ng