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Mostrando entradas de mayo, 2018

GRITO

Un solitario grito en madrugada, solapado, furtivo, desgarrado... ábreme a dimensión de olvido la voz que hasta el momento se callaba. Uno solo, sin eco ni constancia, denuncia de los sueños sus abismos. ©Leibi NG

SONRISA

SONRISA  La luna, sobre mi lecho. Sus luces sobre mi almohada. Escarcha en la tela blanca, escamas de puro nácar. Contemplo la luna, luna sobre mi pijama guarda. Al levantar la cabeza su sonrisa me hace gracia. ©Leibi NG

OLVIDO

OLVIDO Mi lengua está prisionera entre dientes porque he prohibido que salga algún sonido si tú sospechas que por ti me muero el amor mío lo escondo cuerpo adentro. Fuiste y eres la brasa de mis días la luz de mis mañanas y mi vida; yo a ti quería darte por entero el cuerpo, el alma y todos mis suspiros. Por ti sitiada mi ciudad incendiada por ti vencida en apagado orgullo triste elección que pago demudada. No hay más hombre que tú.  A ninguno quiero. Por eso callo de acción y de palabra Por eso muero envuelta en el olvido. ©Leibi Ng

AGAETE

Con todos los paisajes despiertos tras mis ojos, te recordé Agaete, con tu Dedo de Dios. El mar y el cielo siempre pretendiendo aquel beso que el horizonte estrecha, y el muchacho en el muelle, mirándonos los dos. No sé por qué, Agaete te has colado en mi sueño trayéndome un recuerdo de añil, de sol y luz si han pasado los años, si ya se borró el día... Si ya se me olvidaba el blanco de tus casas y las arenas mansas de las playas pobladas, tus palmas, tus balcones, tu gente tan canaria, con ese dejo al habla familiar en mi América, el café y la comida, las estatuas, la plaza... Me has despertado, Agaete, iluminando el día yo, que en una maleta te había doblado en dos, plisadito y guardado rezándote un adiós. ©Leibi Ng

PRIMAVERA

Christian Schloe Estoy, de nuevo amor, florecida en tu canto y ya no caben más las ramas en mis heridas. Me traspasas por diez -de tu savia a la mía-, me surcas y me siembras con flores, con espinas. En la alegría callada en que agonizo y vivo estallo desde ti para crecer florida que bebo de tu sed que en mí tú te enraízas que es primavera y trino contigo en el camino. Que me riegas de fe y florezco a la vez que muero en un suspiro que de mi centro brota el llanto de un chiquillo. Estoy, de nuevo amor preñada de tu abismo. ©Leibi Ng

O DIOS O EL DIABLO

. Cuando todo comenzó ya tú pensabas en juego. Noches interminables como papel en blanco borrándonos el sueño. Ocultando los miedos el vacío y el dolor tu presencia fue constante hasta que oscureció. Desde que esto comenzó fue una angustia demencial de titubeos narrados, y de encuentros frustrados. Y cada noche sentía la urgencia de escapar a mi refugio de libros y soledad. La insistencia irracional de lo que no puede ser de Dios y el Diablo a la vez. Hoy me pongo por final una elección radical: o las tinieblas o la luz. Desde que esto comenzó era un juego para ti: yo tan sólo era una más un truco de seducción. Terror de permanecer ante el abismo profundo equivocar el aroma llamarme con otro nombre. Ahora me encuentro cansada de repetir el error los amores de dos aguas no me sirven, no me van. Veo tu rostro en esta estancia con ojos sin soluciones quiero que te marches ya pues nunca has estado aquí. Trata sólo de entender que jamás podrás tener este amor entero. Tú no decides, yo sí. e