Ir al contenido principal

Tormenta



La terraza tiene huellas rojas de cuadrúpedos
en las losetas. Una mata de plátanos cedió
su verticalidad al horizonte y ríe en ocre.

No hay temor en estos ojos.
Tan solo la victoria de un nuevo día.
La tierra chupa lágrimas de a poco
y sé que filtra sombras que conducen al mar.
No evoco el pasado ni lo añoro
pues jamás me abandonó el sonido de las olas.

En los rincones, las raíces de bambú resisten
y hay una invocación a la fuerza en su unión bajo tierra.
Me asomo al milagro de este patio que renace,
después del aguacero, besando en cada rayo de luz
el sabor de la vida y del instante.

No hay temor en estos ojos.
Ni verso que lo desencadene.
Enlace hacia un pasado improbable
corre con el tiempo hacia su origen,
igual que las lágrimas de nubes van
hacia las cavernas que pisamos
ignorantes de la vida en el mar que nos rodea.

©Leibi Ng

(Cualquier parecido con Pavese, es cierto)

Comentarios

Entradas populares de este blog

SIEMPRE EXTRAÑA

A J. que ama demasiado Olvídame en el Metro como a un libro. No permitas que nadie me devuelva. ¿En qué lugar? Donde el vagón se rompe, lejos de tus dos ojos que han mentido. Alejada de Dios, que sin ser tuya pisoteada por mil, como un repudio, la tristeza redonda en arandela querrá romperse como una quimera. Y es por permanecer así humillada por lo que el trajinar convierte en alas el destino final de desterrada… Rosa mustia de espinas despojada. Pero se queda en mí tanta palabra: demencia de perderme, siempre extraña. ©Leibi Ng

La deseada

Ella dice que no, que mejor sola pero su cuerpo habla y otra cosa pregona. Su espejo la disfraza, no se ve como es. Una sensual consciente con poros anhelantes y la vida latiendo temiendo en el secreto la sequedad que avanza.. Se muestra cada día como se le permite; aparentando dicha o un júbilo discreto. Exhibe mil sonrisas y apertura a la vida pero yo sé que adentro hay lágrimas sepultas. Cada imagen reafirma su soledad brillante cada verso, su angustia sofocada y distante Penélope o Medusa en ella se acorralan ni admite ni confirma ni cede ni reclama. Cada curva lasciva es un beso no dado Los cabellos, los labios, los ojos, las orejas... El pecho se despliega, doble página abierta. Todo en ella es entrega: -Mírame, soy la fruta deliciosa que anhelas. Presta estoy a tu abrazo. Me muero por ser tuya. Y así pasan los días, con su contradicción. Es "perfecta" da charlas, enseña a ser feliz. Y cual Pierrot oculto en un hogar desierto se muere por vivir. ©Leibi Ng

Era que no

  Era que no quería inesperadamente un hado se posó en medio de los labios. Silencio inexplicable pendiente de un misterio el mundo suspendido al paso de un segundo y tu mirada en mí y mi alma dentro tuyo. Adormecida Cual resignada lluvia no hay nada que ofrecer en resistencia sí una pausada tregua mientras tanto Vendrá la aurora para recuperar la voluntad perdida ese instante indomable que controlas y serás nuevamente tú, la única, la autora original fiel a ti misma. Todo será recuerdo y aguacero. ©Leibi Ng