Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2018

Par de dagas

Del luminoso roce del espejo reflejo de azogue y esmeralda temblor de la ironía lo indescriptible asoma casi abismo. Con mi miedo sesgado, doblemente, abro la puerta mía, destinada; las otras, ya cerradas con los siete pecados capitales en otra dimensión húmeda y clara subyacen sin cerrojos. Y he de elegir por dos: diáfano umbral de la inquietud con toda certidumbre no te puedes marchar sin dejar huellas... No después de clavarme par de dagas… ©Leibi Ng

CRONOS I

Avanzo todo el día persiguiendo al sol; de noche a la luna. Agotada, no sé si mi cuerpo es mío o yo soy suya. No ando detrás de la Ilusión. Que nadie se equivoque. Ni un solo instante dejé que la Utopía se instalara en mí. La hiperconsciencia cansa. Esta unión celular que me acompaña, rítmica y pausada como latido eterno impide mi descanso. Sólo yo soy responsable de mi destino. Por eso, mientras avanzo bendigo el paisaje que abandono y convierto las desgracias en poesía. En más de una ocasión mi espejismo se llenó de oasis, mas distinguí la luz entre los charcos de azogue y continué mi camino hacia el Este. Mis deslumbrados ojos ansían más que nadie la iluminación. Pero no con fórmulas que otros me impongan. Desconfío de cualquier mandato. Camino libre despreciando el oro pues su contacto evapora mi alma. Me castigo por vivir en donde no nací ni fui engendrada. Si crees que busco la verdad, estás en lo cierto. La auténtica oposición a la mentira. La dolorosa, audaz, franca y desinhibi

Máximo en la historia

En este noviembre que agoniza plagado por los crímenes de hombres que no saben ejercer sus libertades yo te escribo a ti, Generalísimo para no callar ni esperar a estas alturas. Tú naciste en Baní, noviembre 18 hace ciento ochenta y dos años peleaste en Santomé con diez y nueve a tu madre y hermanas protegiste. Y llegó Cuba como buen destino pensando que el ejército hispano honraría tu valor, pero no comprendiste que ellos desconfiaban de los dominicanos. En Cuba viste cómo destrozaban a un pobre esclavo negro y te juraste cambiar eso. Tu compromiso era de vida o muerte. Luchar contra lo injusto en cualquier terreno y ante cualquier contrincante. Te involucraste en la guerra de los Diez Años para enseñar junto a Modesto Díaz y los hermanos Marcano a empuñar el machete en la lucha cuerpo a cuerpo en los campos de batalla. Máximo Gómez, inmortal Generalísimo, aparte de la céntrica avenida, Dominicana te debe algo intangible por la moral más alta en las Antillas. Libertador valiente sin m

El mito de la primera vez

Parece que la moda de pensar en pureza se ha relegado al cuarto de cosas olvidadas. Agacharse en el auto, al tiempo de la entrada, es un gesto inútil porque a nadie importa tu enorme frustración… Las bocinas repiten eterno Julio Iglesias: “Lo mejor de tu vida me lo he llevado yo”… Y resulta que ella fue la que te llevó. Que tú fuiste el primero ¿a quién importa eso? Al cabo de esa noche no hubo más que tensión. Demasiado temor, por ignorante y casta. Así tan desvalida supo que poseía un poderoso ejército de contraídos músculos, firmes en la defensa, impidiendo la toma del cáliz deseado. A partir de ese día, la música ambiental te resulta muy chopa; palabras como “papi” no puedes soportarla; mucho menos “tan rico”; y ese “dámelo todo” tan estúpido y rígido… Las ventanas que giran son invento del diablo; el intercon, la entrada de la voz de un psicópata y cuando en las noticias dicen que una pareja falleció en la cabaña con una muerte dulce, tú repites la escena de la primera vez. Lo que

YO IRACUNDA

El día apenas empieza y yo rabiosa desaforada dentro de un cuerpo tan pequeño. Princesa del guisante, quisquillosa, me han abierto la puerta. Vengo de la tormenta. Yo iracunda (a gritos voy pidiendo que me ayuden porque mi piel es poca para tanta furia). Mi cerebro agoniza en las contradicciones (efímera dialéctica, no le da paso al sueño). Y no obstante, yo sé dentro de mi cabeza que justifico el grito aunque insonoro. Nadie me ayudará, lo sé de cierto: sigo estando más sola que la una. Todo Santo Domingo se organiza como en un cementerio y el carnaval anuncia que ya arriba con su color de circo. Agoniza el Ozama con mi pena. El litoral es un coco partido que al infinito burla mis torpes preguntas con sacar y meter en boca de arena las incesantes olas. Un horizonte vasto se ríe de mi ira y el buque gigantesco se aleja a la deriva a recoger estrellas de otras vidas. La muerte, en mí escondida, ahora me tiene pena. ©Leibi Ng

Ofrenda

A partir de la gota de rocío resbala la oración de la confianza transparente cercana… Sacia la sed del alma. Cosecha Frutos, frutas de la tierra de flores brotan cercanos tributo en tiempo y espera estaciones, lluvia y tacto. Maíz que madura al sol desgranado por las manos. Canela, anís, la miel… sabor, aroma y sue ñ os. Color, pétalos en agua en regalo al infinito. Pan Migas de masa blanda debajo de la costra del cuerpo símbolo son. Esponja que se hidrata. Sal De la frágil inocencia madura en casa trancada sabor de sudor y lágrimas granos, diamantes, pedradas, sabiduría de la raza. Paisanos Antepasados, ancestros enmarcados en recuerdos Sensaciones, risas, rostros… rincones de tierno verbo con el vino aún en los labios y la música por dentro. Manjares, frutas, suspiros sabores de arrepentidos para volver a la vida a quienes se han despedido. Flores Frágiles,  sencillas. diseñadas a terso vuelo multicolores o no, tibio cáliz fino talle, unidas son un consuelo. Aroma y fragilidad efímer