La tía en la memoria

 


Era un tiempo de sol

y pueblo en los tejados

un baño para todos

a cielo descubierto

una pluma demócrata 

que no negaba el fluido

y unas vacas lejanas

en un llano sin cerros.

Siempre de bicho raro,

buscaba el aislamiento

debajo de una mata 

dibujando las sombras

y allí iban a encontrarme 

chiquillos parlanchines

a quienes una «china» 

les parecía muy rara.

Era un tiempo alejado

de todas las pasiones

nadie sabía de heridas

ni traición o zarpazos

y sí, mucho de risas,

chismes, chistes y cuentos.

Gorgojo en habichuelas

no nos quitaba el sueño

aunque el rebuzno épico 

de burros en la noche

en el rancho lograba

alborotar a todos.

Era un tiempo con tía

rodeada de muchachos

tan buena, tan chistosa,

tan repleta de vida...

Hoy recuerdo ese afecto 

que nos salía del alma

en la pradera limpia

del patio de mi tía.

Siempre evoco las risas,

los susurros, los besos,

el baño para todos...

y me pregunto dónde

quedó tanta inocencia

buscando en las arrugas

del rostro campesino.

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