Aunque no en silencio, como hacen las termitas, el tetris urbano va tomando formas. Le muestro a mi hija la vastedad del pago y ordeno. Lo inverosímil se acomoda block a block con una realidad irrefutable a prueba de huracanes pero sin garantías. Es un poco el azar ...o el desconsuelo. Del solar convertido en basurero, se pasa a un hueco que amenaza tu corazón de isla y después te embalsaman. En un día o dos levantan catafalcos de hierros y maderas que luego sepultarán con mezclas de cemento. La masa gris un día amanece pintarrajeada: empieza a pulular el olor de las flores que adornarán balcones. Para cuando el "Se vende" sea tan solo un recuerdo, cinco o seis cuidadores que hablan patois en la noche dominicana pulularán dispuestos a ganarse ese pan al que tienen derecho ...y permanecen. La gente aceptará con mucha indiferencia que el tetris se complete inacabadamente. Me recuerdan la tele que veo pasivamente: "Caiga quien caiga" seguido de "El rival más débil