Ir al contenido principal

Te invoco como a un mantra

En el horóscopo chino, soy caballo. Me enamoro de causas imposibles tal vez porque siempre quiero ser  LIBRE.

NO SE ME VA TU NOMBRE
no se quita,
no hay forma de borrarlo o desterrarlo.
Se ha clavado en las sienes como historia incestuosa o de morbo -que es la que permanece-.
Tenaz en la costumbre, regurgita y sabe tanto a ti como tu aroma. Por eso las paredes
se sorprenden cuando miro a los lados buscando como loca tu persona.
Te quiero vomitar y no consigo la arcada que te expulse de un buen chorro.
Mira que yo me afano en extraerte
pero te hundes aún más
como el secreto
que un día me confiaste.
Como la sangre coagulada en una herida abierta
no cesa la hemorragia de tus letras
y no me vale nada estrangularlas
separarlas por sílabas, taparlas...
Llegué incluso a colgarte, cual pañuelo después de echarte un frasco de lejía
y fue tal el arraigo de tu nombre
que terminé más pálida que un lirio:
blanca yo cual fantasma; firme tú en negativo.
Otra vez te escribí mil veces, destrozando el papel
llena de rabia y luego lo doblé pliegue por pliegue
para enterrarlo en un pomo de dura porcelana.
Te hundí, te hundí, te hundí...
de tierra pisoteada y luego
regresé borrando huellas para no retornar jamás al prado.
Pero esa noche, al posar mi cabeza en la almohada
en un momento, ¡ay! un breve instante propio
te volví a pronunciar y fue como romper
de nuevo los cerrojos. Entre llanto y dolor
grité una y mil veces más tu amado nombre
vencida porque sé que en carne abierta
gangrenada estaré hasta que un rayo
me cercene.
© Leibi NG

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

SIEMPRE EXTRAÑA

A J. que ama demasiado Olvídame en el Metro como a un libro. No permitas que nadie me devuelva. ¿En qué lugar? Donde el vagón se rompe, lejos de tus dos ojos que han mentido. Alejada de Dios, que sin ser tuya pisoteada por mil, como un repudio, la tristeza redonda en arandela querrá romperse como una quimera. Y es por permanecer así humillada por lo que el trajinar convierte en alas el destino final de desterrada… Rosa mustia de espinas despojada. Pero se queda en mí tanta palabra: demencia de perderme, siempre extraña. ©Leibi Ng

La deseada

Ella dice que no, que mejor sola pero su cuerpo habla y otra cosa pregona. Su espejo la disfraza, no se ve como es. Una sensual consciente con poros anhelantes y la vida latiendo temiendo en el secreto la sequedad que avanza.. Se muestra cada día como se le permite; aparentando dicha o un júbilo discreto. Exhibe mil sonrisas y apertura a la vida pero yo sé que adentro hay lágrimas sepultas. Cada imagen reafirma su soledad brillante cada verso, su angustia sofocada y distante Penélope o Medusa en ella se acorralan ni admite ni confirma ni cede ni reclama. Cada curva lasciva es un beso no dado Los cabellos, los labios, los ojos, las orejas... El pecho se despliega, doble página abierta. Todo en ella es entrega: -Mírame, soy la fruta deliciosa que anhelas. Presta estoy a tu abrazo. Me muero por ser tuya. Y así pasan los días, con su contradicción. Es "perfecta" da charlas, enseña a ser feliz. Y cual Pierrot oculto en un hogar desierto se muere por vivir. ©Leibi Ng

Era que no

  Era que no quería inesperadamente un hado se posó en medio de los labios. Silencio inexplicable pendiente de un misterio el mundo suspendido al paso de un segundo y tu mirada en mí y mi alma dentro tuyo. Adormecida Cual resignada lluvia no hay nada que ofrecer en resistencia sí una pausada tregua mientras tanto Vendrá la aurora para recuperar la voluntad perdida ese instante indomable que controlas y serás nuevamente tú, la única, la autora original fiel a ti misma. Todo será recuerdo y aguacero. ©Leibi Ng