Escenario Pabellón Jeannette Miller, FILSD2023. Aidita Selman
SIN EDAD
Comencé a coleccionar imágenes creando álbumes. Uno de ellos se llama “Soledad deseada”. Transmite la taciturna quietud de la luz sobre las cosas.
Lo fijo que adquiere movimiento con el paso de otras cosas.
El tiempo que transcurre llevándose el silencio suspendido…
La iluminación que cambia con las horas…
Las sombras que se acomodan en los resquicios…
El sonido que se muestra o se esconde sin contar hasta diez…
La belleza que me hace mirarme por dentro.
Pendiente de corregirme a mí en mi desafuero, la vida que no me exige más que un respiro por segundo, arrastro mis pendientes, sin palanca, sin fuerzas, sin oprobio.
Rodeada de tanta cosa inútil, evoco a cada paso un esqueleto armónico que sostiene mi inercia.
Quien fui, quien soy y quien seré aún suspendida a mi rígido escrutinio.
Toda la soledad que he deseado defendida contra los otros:sus acciones, sus ruidos, sus pensamientos.
Entonces me doy cuenta del reducto. Lo que defiendo es este sitio mío donde soy juez y parte.
La habitación cerrada de mi propiedad.
La seguridad de mi alma.
Lo aprendido que empiezo a desaprender. La reconciliación con mis personas (las muchas que soy):Las erráticas y las atinadas. Las pecadoras y las virtuosas. Las absurdas y las realistas. Las sobrias y las imaginarias.
En esta dimensión nada importa más que el latido de mi corazón.
Me entrego a mí misma sin objeciones en un contrato franco de aceptación.
Abrazo mis recuerdos como tesoros vivos
sin cerrarme ni perder la frescura del viento en dirección al alba.
Sigo siendo dueña del tiempo:
imperecedera y eterna.
©Leiby NG
A J. que ama demasiado Olvídame en el Metro como a un libro. No permitas que nadie me devuelva. ¿En qué lugar? Donde el vagón se rompe, lejos de tus dos ojos que han mentido. Alejada de Dios, que sin ser tuya pisoteada por mil, como un repudio, la tristeza redonda en arandela querrá romperse como una quimera. Y es por permanecer así humillada por lo que el trajinar convierte en alas el destino final de desterrada… Rosa mustia de espinas despojada. Pero se queda en mí tanta palabra: demencia de perderme, siempre extraña. ©Leibi Ng
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