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Elección

He vuelto a sucumbir en batahola y la jarana es tal que el aguacero de mis ojos, truena en el abismo del amoroso encuentro que me niegas como si digna fuera de tu ausencia. Y no lo soy ¿lo sabes? No soy digna de la nada. Ni del silencio. Ni de la soledad. Ni de la indiferencia… Duéleme el Ser de verme rechazada después de aupada como laurel sobre tu frente victoriosa. Si no es via crucis, los pasos se asemejan con otras multitudes y otra acera pero es la misma cruz pesada y aplastante la que hace que mis huesos se quebranten. ¿Te condueles de mí? ¿Me ofreces vino? ¿Intentas aliviar este martirio? ¡Vete ya! No puedes hacer nada. Igual que todos Yo tengo dos caminos: O perezco y traspaso la barrera de lágrimas, dolor y sangre negra; o sano y me rehago, resurrecta con la luz, el amor y el alma invicta. ® Leibi Ng

Miranda

Ella tiene el vestido forrado de esmeraldas sus pendientes son nubes frescas y perfumadas de su falda diamantes reflejan cristalinos el brillo de las aguas, las flores y los trinos. Ella, aún bajo lluvia desprecia las sombrillas porque la lluvia lava el verde que le agrada de mármol puro y liso se revisten sus piernas y aún sentada emana su majestad, la calma Miranda no anda sola, como toda una dama se acompaña de amigas que la cuidan y alaban las nubes juguetean a taparle la cara pero ella las despeja, así sin decir nada. Yo quisiera, Miranda, dormirme entre tus ramas y evitar que un mal viento te levante la falda que jamás una lanza taladre tu cintura que nunca te perforen por ferro ni por níquel. Eres tan bella así, tan elegante y alta que yo no entiendo a esos mineros de las sombras cuando tú sola mandas a recorrer los valles siempre con el tesoro que hay en tus aguas mansas. © Leibi Ng.

Tierra de mi padre

"Yo te quiero tanto, y tú aún no lo sabes". Canción. El viaje por la tierra de mi padre pone en mis ojos más que este paisaje aquí el sonido de la voz del aire... allí la historia del sampan amigable. En esa isleta de kiosko y luna llena una y mil veces se entregó a la espera de la Fortuna, diosa aventurera que un día te besa y al otro te desprecia. Archipiélago de nubes no siempre favorables ejército de aire,  galeones inmutables; el collar de neblina renueva el horizonte de arrozales que resguardan fatiga. Los torreones medievales escoltan el ocaso que no se diferencia de la aurora. Almenas solitarias impiden invasiones pendientes y el labriego perenne hace crecer la colza a los pies del nieto unico fruto de la familia indispensable. Si feliz transcurriera al encuentro del tiempo, del trabajo abrazada, no es cierto que se fueron de ocupación carentes: donde hay conocimiento, nada queda al fracaso. © Leibi Ng

Antojos

"...que escriba versos que parezcan lanzas... Ruben Dario, Azul. 1888 Porque lo has pedido a tus ojos fatuos el fuego regalo glamour de reyes -de dioses halago-. Te hago creer que Eres pero no eres nada, principio de todo. Todo cuanto existe lo adorno y decoro para que tu paso sea sereno y firme. Porque tu aspiraste en tu piel la marca, si no logro hincharla disminuye adentro valor de ti mismo: pena  y descontento. Porque lo has querido moriras de antojos; pobre desvalido teniendo un tesoro. © Leibi Ng

Profilactica

'En su pais de hierro vive el gran viejo..."             Ruben Dario /Walt Wilman/Azul 1888 Del esternón de acero que me cubre recibo desafiante escalofrío en la ominosa mañana en que me oriento compulsiva. Me saco lo obsesiva; entregada a la mecánica del tiempo símbolo que al Cielo he prometido somática perdida en profiláctica -siempre que se refiera a USA-, se usa en civilización de choques de una via me cruzo como céfiro atontada entre espanglis, Babel devuelta al balbuceo y si no fuera porque entran los pájaros con su trinar en proteccion del nido y el hambre reza cuando la vence el hombre todo diera por perdido. ©Leibi Ng. Aeropuerto J. F. K.

Exordio

  Pongamos que el fracaso                   se tornara en victoria... que el núcleo del abismo                  ni en sueños fue alcanzado... que jamás una lágrima                   se derramó en mi alcoba y que la rabia nunca                  entró golpeando almohadas... y hay sólo esta manía de suponer                  ¡exordio! que tu vida y la mía                  jamás tocaron fondo. Porque ahora mis dedos                 se repliegan intactos sin un destinatario, sin cómplice y sin halo                 invento melodías en la luz evocada                 repito como Eco: "jamás tocamos fondo". Supón que aquel momento del libro iluminado                 fue más que luz, asombro tu y yo quedamos ciegos,                 felices deslumbrados... el tiempo se detuvo y nos volvió uno solo:                 un faro condenado a iluminarlo todo. ©Leibi Ng

Media vida

Después de darme a ti sin condiciones en un suspiro largo de intenciones empieza verdadera la agonía al entender de nuevo tus razones. Rodeada siempre de silencios quedo como presa en la celda del misterio colmado de recuerdos el cerebro quebrado el sentimiento y la razón. Por eso es muerte este vivir de a ratos donde te ofreces como por entregas ignorando para cuando el premio que mande tu secreto hacia el destierro... mientras soy la quimera que te espera medio sonriendo, medio en vida muerta. © Leibi NG