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Deidad

Michal Macku creador de la técnica “Gellage” (la mezcla del collage y de la gelatina) en numerosos autorretratos. Ojos inmensos, con fisuras de abismo. Palabra fácil de frágil genio. No es lo que encierra su voz de nigromante, truco aprendido de prestidigitador, escamoteando el tiempo en lo fingido. Ni siquiera es el reverso de sus pupilas de águila. Tampoco es la sonrisa gobernada, oculta en los cajones del cerebro, Es su poder mordaz, su autoridad de miura, su posición de trono y la certeza de que el mundo se lo debe todo. Otoño vinculado a los psiquiatras. Coleccionista de mujeres bellas Marchito archivo de madera y hierro... Aferrado a tu espectro resentido de madre. Tironeado por hilos invisibles e inciertos Un preso, un infeliz, un enfermo, un poseso… La danza de ADN espacial, inexplicable y regia implacable obsesiva confesa... no libera tus huesos. Entre euforias y llantos te confina a tu abismo y te aferras ingenuo a tu aprendido estatus de genio atrapado en la quimera esperand

Ni siquiera pagando...

Chica tomando café de Guillermo Martí Ceballos Es como una derrota saber que lo que quieres ni siquiera pagando alguien podría ofrendarlo. Saber que tus narices han perdido el olfato y sin embargo sabes que no era así el aroma del Jardín del Edén. Ni siquiera pagando ni siquiera un esclavo ni siquiera otras manos impregnarán al tacto lo que fue y ya no es. Y tus jadeos se hunden en aristas de armarios, en cajones sin orden, en ventanas nubladas, donde arañas y hormigas suelen mirar también. Te miras a ti misma sentada a media tarde en la mesa del patio disfrutando un café y aquel sensual aroma de mujer satisfecha no regresa, no vuelve ni siquiera pagando. ©Leibi Ng

DÉCIMO DUELO

De la mirada del que ríe airoso audaz, burlona carcajada se esconde el pensamiento en la experiencia, de no mostrar no más que conveniencias. De las manos al aire, sus cortejos -dedos ansiosos bajo el control gélido- Así la voz del dios que antes fue verbo. Apremiante y voraz, reto es el duelo entre dos que olvidaron los encuentros. Solo tienen para actuar segundos. Permanece inmortal el tiempo yermo. Bajo el signo fatal del conformismo se resigna la mano del suspiro y dice adiós queriendo decir sino: Apuesta nuevamente al desvarío. De no ser por su estéril dignidad las huellas del encuentro sin registro se pierden en la espera de su cielo como el décimo empeño del suicidio. © Leibi Ng

No hablar es no decir

Enviabas figuritas sugiriendo... Emoticones que no son palabras conceptos que supones comunican cierta interpretación: Un perro enamorado, algunas rosas, una cotorra audaz... recurso extremo de una cierta vagancia mental, capaces de frenar en cortesía el diálogo normal de toda vida. Y en esta soledad, cara y preciada retrocede el lenguaje, cual carnada mandando lombricitas dibujadas a un pez que de nadar va consumado y espera en los corales regocijos o escucha las trompetas, que en riachuelo, tocan los alevines siempre tiernos. No hablar es no decir avaricia del siglo xxi Recuerda la consigna capital "Divide y vencerás" Tú sugieres no más, que el pez decida los pasos que dará. Ni diálogo interior ni vida interna. Sustituir el verbo por la imagen vulgar no da buen juego. Yo seguiré aferrada a lo castizo: al pan llamarlo pan y al vino, vino. Y al dibujo animado ¡bienvenido! siempre que detrás llegue bien fluido, el español que entiendo, hablo y escribo. © Leibi Ng

Almendro en flor

Debajo del almendro florecido a orillas de ese río caudaloso íbamos tú y yo, ricos de pueblo, amándonos del agua en los reflejos. Y éramos tú y yo en todos los trinos de mirlos, en hojas de olmos y sauces, en paredones y montículos... Fuimos dos para siempre en ese instante de libre cauce. Naturaleza y paz fluyendo audaces sobre el entarimado de hojas secas y ramas ofrendadas bajo el arrullo de agua. Los patos en la rivera iban, van, sin repetir la ruta, sin cansarse Ni abejas ni zancudos, ni abejorros ni hormigas... Sólo flores nevadas de rosa delicado y tu risa en la mía, tus ojos sobre mí, y yo ciega de vida. Sólo franca ilusión de dos enamorados Sólo la imagen muda de un sueño allí atrapado que emerge cual cadáver entre lilas cuando el cauce ha bajado. © Leibi Ng

Piedra angular

Y a menudo PADRE es el momento de tu partida el de la comprensión vida a la vida genes y misterio sobre un cuerpo habitado por un rastro irreemplazable de lo eterno. Y a menudo PADRE, las piedras del entendimiento no calzan como ladrillos en el ADN del desconcierto. Segura de que somos electores de la continuidad el mapa de los resentimientos se va convirtiendo en luces del tiempo como frutos destinados a caer en la oscuridad, fuegos fatuos imaginados en la literatura fantástica,. Y es la cadena de eslabones turbios y recios, uniones oxidadas desprovistas de brillo. Llaves y cerraduras que no coinciden cuerpos parecidos pero diversos con almas milenarias que hacen filas en la interminable entidad de causas y efectos. . Deber y pagar es todo en el instante de conciencia que tus ojos vencidos retornan al lugar donde me esperas, reconciliada yo con la idea que me dejas creyendo que podré con esta piedra darle un ángulo a mi existencia que siempre se eleva y se destruye hasta que aprenda a

Poemas infantiles para regresar a clases

Canto de Patria Antes de entrar en el aula saludamos la nación. Con patrióticos versos yo canto en alta voz. En la escuela entera suena nuestro Himno. Felices y libres todos nos sentimos. Himno dominicano música celestial con tu hermosa melodía el pecho me haces vibrar. ©Leibi Ng Regreso a mi aula Ya va entrando agosto con su lluvia clara es tiempo, ya es tiempo de volver al aula. Desde mi pupitre miro la pizarra mi maestra escribe: "Qué hermosa es mi Patria". ©Leibi Ng Mi Bandera Azulita y roja me dice que sí. Ondeando en el viento, sonriéndome a mí. Es mi banderita tan dominicana mientras más se eleva más alto me llama. Y mi pecho abraza, como su Cruz Blanca, Ideario de Duarte, Patria y Libertad. ©Leibi Ng Mi mochila nueva Le saqué todito el relleno de papel. La etiqueta roja le quité también. Mi nueva mochila creo que "come libros" Yo le echo de todo, y ella diligente desde sus bolsillos sonríe clemente. Borra, lápiz, lapicero, cuadernos, regla y compás, en mi mo