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TRANSPORTE URBANO

El asfalto como un disco de vinyl enderezado, las ruedas obligadas a frenar a cada instante y el celular resaltando tu nombre con impertinencia. Sintiendo baches, aceleraciones, el exceso de diez millones de bípedos detrás de cuatro ruedas. Lo corto de las calles, lo absurdo de las reglas y cientos imponiendo sus propios métodos. Alguno habla de caos mientras las líneas de "La Fantasma de Higüey" resaltan entre mis manos. Me obliga a retroceder entre Javier y Bartolo. Y el celular insiste en tu rostro y tu nombre... Obligada a escapar, sin pena, de mil formas por esta vez, me hiere irme de donde quiero estar. ©Leibi Ng

SIN CHAISE LONGUE

Yo quería sufrir lánguidamente como la Dama de las Camelias, pero sin sus compromisos de ida y vuelta. Sus vaporosos trajes sobre mis carnes menguadas, vacíos de sombras y de olvidos. Yo quería conservar un solo instante de adoración correspondida, derramando ternura como nube preñada de rocío. Pero el bacilo se metió en mi sangre y una tos dulce inflama el tórax a discreción. No tengo chaise longue ni soy adorada y el pañuelo absorbe mi dolor tísico. La sangre, que a tantas heroínas vi escupir, ahora no acude ni siquiera a mis mejillas Quedo desnuda de color y de amor y puedo morir en un solo estertor disimulando el pecho. Mejor que no informe de mi tuberculosis o todos rehuirán mi compañía... ¡Maldito Robert Koch! Morir de no saber qué, es siempre mucho más bonito... ¡En fin! Yo sola yaceré de igual manera. Mi cuerpo se aleja a diez metros del suelo y me miro pobre, niña desolada tan vacía de amores como de antibióticos. Ciega ante las reglas del juego. Sorda ante el rumor de las dud

CONSTELACIÓN

Así de madrugada, quien espera ahora lo cuenta como bueno y válido. Y sin embargo hay gestos de las manos que apresan piel de un color absoluto casi desentrañable, como si fuera azul o gris, o sable… Nos amamos los dos en horas distantes Cuando un satélite frenaba oxymoron del aire y de esa forma inexplicable se unían los deseos como un cable. Yo tenía miedo atroz y él para nada, o lo disimulaba, porque era osado como un loco y como un desenfrenado me enlazaba. De alguna forma se concretaba en dos la historia interminable de la mujer que anhela y el dios que sabe. Por eso nos salvábamos los dos cuando dormían las estrellas o se hacían las discretas, indiferentes a la común acción de los simples mortales. Y un río de vía láctea se asomaba a iluminar dos cuerpos que en el aire parecían de cisnes o de ánades. Una historia común, tan manoseada era en el aquel instante tan sublime porque nunca jamás esto sucedió y sin embargo juro que conservo aún mordidas en mi carne. ©Leibi Ng

Sedientos los pétalos

Sedientos los pétalos saben lo que anhelan: giros, tientos, vueltas, cruz y hasta cadencias. En lila te buscan con reposo o viento los ojos del aire te expían discretos. No tuerzas el caliz que en cabriola y liana asciende a tu cuerpo. Luz que siembra el beso y el seno quebranta con filo de acero. ©Leibi Ng

Autopsia

Femme Avec Des Fleurs” or “Spring”, 1912 ¿Qué haré si no te encuentro? ¿De qué color la resurrección me teñirá de nuevo? ¿En cuál lugar extravío el Norte de tus besos? ¿A qué Estrella Polar dirigiré mi credo? ¿Dónde estaré de nuevo si no siento tu piel un mínimo de tiempo? Ganas, rabia, deshoras se me agolpan sin techo... Desnuda, hambrienta, muerta por tus diez mil silencios... Sabiendo que vendrás, torturándome obseso sin tu voz ni tu acento... ¿Quién reconocerá mi cadáver de intemperie cubierto? Sin los gusanos tiernos de tus ojos en mis cuencas, ¿qué forense dirá que en fantasma me he vuelto? ©Leibi Ng

Postraumático

Viene flashback y paraliza la voluntad del acto. Regurgita ese miedo, el escalofrío, el espanto... Pupilas insomnes en noches que no cesan sin que valgan somníferos ni té de lechuga o dormitar debajo del tamarindo imaginario La soledad de tantos merodeando, sin nada que ate su atención. La culpa, la pena, la preocupación constante... y en medio de la vida se incuba la otra vida que pasó de muerte interminable. Con su tinta roja recordando sangre, lápices de minas cuadradas afiladas a cuchillas; las plantas ahogadas en un exceso de agua... Los recuerdos no mueren ni en la pira y menos en el asiento trasero de un taxi... Flashback: carne viva rociada con sal y vinagre. ©Leibi Ng

LA PUERTA

"Visita inesperada" Remedio Varos Parece que estoy hecha de retazos. Rodeada de revistas, libros, trastos... Recuerdos y proyectos de recuerdos; (sí, porque también se compran cosas nuevas con el fin de robarles sus misterios). Quien quiere conocerse ha de escarbar bien profundo en lo hondo de lo umbrío, negociar por sí mismo los rescates de mil desavenencias al destino que no viene siendo más que el otro que te habita. Te enfermas de quien eres y está el remedio dentro (igual que la gangrena) y son monsergas los dichos de los sabios que no aprendes: Olvídate de ti y serás divino. Conviértete en dragón para pintarlo y sólo está su mano sobre la tuya en ese siempre amago, mitad ensoñación, mitad piedra de toque. No regresas jamás de quien tú eres a menos que algún dios, predestinado, te bese directamente en los labios y diga con voz de trueno: ¡Tienes la puerta abierta! ©Leibi Ng