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Trasplante

Puede ser luna llena e hincharse la ciudad de luz brillante… Puede oler el jazmín encima del fulgor zigzagueante y tenaz de caracoles lánguidos, pero aquí solo hay par de secos filones explotados por dos. Biográfico, tal vez, testimonial, no sé, pues secreto no es que dado el corazón hueco se quedará el trágico donante. Sin alas, y peor sin ganas de mirar siquiera el aire. Y es así que un buen día como si fuese avión le pasa el receptor (junto a su amante) trémulo todo ser de ufano corazón muy ajeno al debate que para vivir él ha debido dejar primero a otro cadáver. ©Leibi Ng

Humana condición

¿Qué sabes tú lo que es tener la fe perdida? Qué sabes tú si tú no sabes nada de la vida. Myrta Silva Tú puedes escribir frases irónicas cargadas de tu lógica socrática. Describirás escenas de artístico rigor, plenas de belleza calculada. Disertarás sobre las diez mejores  recetas del nirvana. Hablarás de Beethoven, Ravel o Shostakovich con muy doctas palabras... Pero te faltará color, sabor y olor en cada intento porque no sabes nada de contemplar la flor venciendo la intención de destrozarla. Como Unamuno habló: «Vencerás mas no convencerás» y es que a tu alma le negaste la humana condición de amar sin pedir nada. ©Leibi Ng

Mujer

Ozana Zaika Hoy te detienes cansada, recostada en la montaña mira así con desaliento la hierba en tus sandalias. Huyes del conflicto, aplastada por las dudas y los malos entendidos. La indiferencia que lega personalidad al destino. Pasiva, rutinaria, irresoluta, anulada por terceros… Tórnate andrógina ya. Regresa al rayo de Zeus. Asume el papel del ángel, que has nacido para ello. Escala hacia el horizonte, escancia lo espiritual viértelo en agua o en vino. Haz de la salud, destino. Todo está escrito. Todo es misterio. Fatalidad vivida en lo imprevisto. Eres vida en la carne procreada destinada a florecer en muchas más. Tenlo siempre presente: donde haya guerra, tú llevas paz; donde haya heridas, haces cicatrizar la carne; donde hay dolor, tú lo alivias… donde hay desierto, brotas como alfaguara. Pon atención a tu ser porque tu serenidad no es pasiva ni comprada. Concentrada, reitera si es preciso, el calculado impulso que te cambia. Eso que creías yerto, no es más que tolerancia sin c

Siempre será septiembre…

¿Puedes no recordarlo? la patina violeta se instaló sobre cuadros opacando los rostros por siempre eternizados y estás tú como un dios diste nombre al coraje de instituciones anémicas; el tronco sideral, eco apenas nacido de democracia endeble; mi niñez asombrada en el mismo país que apenas repuntaba escuchando tu voz en las mañanas nuevas de barrio esperanzado, caseríos de tablas, planchas de zinc oxidados… Y hoy que nada cambió. Cuando subo al Baluarte, garganta a viva voz ondeando en cuatro cuartos crucificada en blanco... Todo siempre es igual. Las mismas meretrices y los palomos sucios. Este reino que es tuyo desde el norte hasta el sur los valles que pisaste con estatura atada a puntas de una estrella la mezquindad enfrentada, la calumnia vencida en madrugadas frías, la desnudez del hambre... Este país natal que se anega en el llanto. ¡Qué fuerte el enemigo que hacía comer un cable! Ahora está de moda dejarse el pelo cano y todos somos ovejos pero tú permaneces con flores en el p

Si todas las almas de las víctimas de violencia...

En el mercado del pueblo que montan lunes y martes canto por necesidad. No me importan tus aplausos. Soy una inmigrante más perdida entre tanta gente. Soy una pobre con voz que no decide su suerte. Una mujer perseguida por su apariencia mulata. Me han matado tantas veces, violado y asesinado.... Mi maldición para siempre. Sus hijos la pagarán. Este crimen no perece vigente en la eternidad. Mis hijos me están llamando con gritos y con lamentos. Mis nietos me llorarán desde el limbo de la muerte. Y tú imprecas y preguntas: ¿Por qué a mí, Padre del cielo? ¡Cáncer, gusanos tendrás por ejercer tu sadismo ¿Será que existo, que estoy? En otro mundo divago. No puedo restar en paz mi cuerpo clama venganza. Yo soy el rival más débil por indefensa y pasiva. Todo huérfano es mi hijo ¡NO PUEDO DEJARLO ATRÁS! ©Leibi Ng

Regalo

Nada hacía suponer al recibir el regalo que mi vida cambiaría como si fuera de lana. Brotaba un aroma nuevo pero traía zurrapa: una herencia no buscada anidó en aquella masa. Ni de mármol ni marfil ni de látex, ni de pana ¡Ay, si fuera de piel la acariciaría hasta el alba y ese color de la cal rosa y carne se tornara! Al recibir este bien desde la Europa lejana me han regresado al lugar donde de amor me llenaras. Olmos, plátanos y mirlos… el río que te arrullaba y los domingos de marzo pisando alfombras de nácar ©Leibi NG

El aullido de un perro...

El aullido de un perro, la sirena lejana, de hospital o de cárcel, el choque del pájaro ciego... Han bastado tres signos para saber que estás muriendo y sale mi alma tras tu auxilio pero vuelve desolada de aguacero. ©Leibi Ng