SED


"—Los besos no recuerdan. Por eso se besa de nuevo".
Rafael Américo Henríquez. Rosa de Tierra.

Hablo de sed
cuando pienso en tus labios…
De momentos guardados
en pliegues de mis párpados
que reviven en ti pupila adentro
y existen otra vez como revive
un cuerpo consagrado.

Hablo de entregas y complicidades.
Hablo de aquel calor brotando por los poros
magneto de los huesos
corriente de los besos…
roce instantáneo,
deseos de ida y vuelta
sin interés marcado
apostando a la vida sin pensarlo.

No era la carne.
Eran más que tendón y fibra tensa
fusión de plenitud
sangre imantada
atracción de los fluidos y las células
—buscado encuentro—
como el inevitable amanecer
(tal vez ocaso)
pero cuerpo de luz.
Besos sin precio
rocío en los labios
con más ardor de piel
que el sol quemante.

No era la carne.
Eran ríos descubiertos
fluyendo hacia el encuentro
ya cóncavos, convexos
a lo interno abocados,
y aquella habitación
—penumbra iluminada—
de tu fuego en mi fuego
con esa sed saciada.


©Leibi Ng

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