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Mostrando entradas de julio, 2017

Monte Taijeto

Él descubrió la llave del alma femenina: Vulnerable cual niño confesó sus dolencias Debilidades, taras, cicatrices, cortadas, mutilaciones ciertas y por tanto variadas. Ante ingenua franqueza la mujer se amilana saca amazona interna y asume la batalla: "Yo te defiendo, hijo". "Yo te cuido, mi alma, que para eso me han dotado dos órganos que ovulan y un útero engarzado con divina misión: A la vida dar vida y a  la muerte prisión". Y poquito a poquito el mendaz se hace fuerte: Fuerte en hábitos fijos, fuerte en líos y tramas chupador de pezones ya nocturno, ya diurno... Hasta que bien seguro va sacando sus armas; vengativo, asertivo cercenador de palmas. Y un día el alma grande de la madre que espera se eleva en su estatura y saca fuera el karma lanzando al hijo ajeno al Taijeto que aguarda. Con la única tragedia de que instinto materno en otra hembra renazca y el infeliz arraigue y nazca nuevo lactante. ©Leibi Ng

Insalvable

Todo su amor era roto, resquebrajado, incompleto. Nació pichada vasija eso sí, muy bien florida. El primer día de la creación Ya se le salía el agua, aunque probaron con música, sueños, anhelos, las ansias… Otro fondo no tenía. Otro fondo no acataba. Sólo incontinencia fue a lo vacío destinada. Incansable se movía bajo caños ya fueran de fuego o lava… Hasta de lodo o de limo quiso un día rellenarse Pero fisura insalvable no se tapa cual balón. No permitía que nada se asentara en su pudor. Así maldijo al mismísimo Señor Dios que lo creó Se llenó de imprecaciones para el principio creador Y todos eran culpables desde su hueca visión. Todo menos el hoyito de su pobrecito espíritu. Yo pretendí sembrar flores cultivarlas con amor, pero la vasija solo se llenaba de dolor. ©Leibi Ng

Microrrelato

Flora Borsi Yo no miré tu cuerpo ni tus manos no reparé en tu cuello... Sí en el ojo cuyo párpado abrí para entrar en tu abismo. ©Leibi Ng