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Almacenaje

A esos que te aconsejan
soltar todo,
comprender lo nulo del pasado
y la inutilidad del porvenir…
Los dogmas que predican
concentrarse en el minuto aciago
del respiro que llaman ahora…
A esos, les voy a regalar todas mis lágrimas cristalizadas en marfil,
Varios envases de sustancias químicas frenando mis dolores
Los recuerdos del patio en que dos pechos predijeron los filmes de Fellini, un árbol de piñón con la leyenda, el brebaje imposible de un amor adúltero, la rabia del vecindario por la virginidad entregada al soldado yanqui. la compasión por el hijo del yanqui...
El comunismo ateo de doña María, el enfrentamiento con el vecino imperialista... El locrio de paloma. Las piernas encorvadas del hijo de Pino, el canto destemplado del borracho del Conde, las madrugadas al lado del inconsciente, un parque lleno de presagios, una avenida llena de basura, el guardia ebrio de la esquina de la París, los mecánicos del piso de abajo, el café en baño de María, el ruido sordo de una avenida anónima, la biblioteca que nunca llegué a ver abierta, el cine que quebró, el vandalismo contra el mobiliario urbano, un beso robado que se sumó a uno anterior en la mejilla y que me lavé con brillo y Ace, el camino solitario por las Atarazanas, la cara de machete para que los tígueres no se metan contigo, el llanto sincero en el primer viaje en avión que no era de miedo y sí de enamorada, los pasos por calzadas de otros países, siempre sin eco porque yo no me conocía, los ríos que me deslumbraron con su grandeza, las obras de arte que ya no eran las de los libros, la gente buena, la gente mala, miles de sonrisas y miradas, y millones de palabras que aún conservo en tinajas… Puedo mostrar que aún desnuda puedo llevarlo todo a mis espaldas.
©Leibi Ng

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SIEMPRE EXTRAÑA

A J. que ama demasiado Olvídame en el Metro como a un libro. No permitas que nadie me devuelva. ¿En qué lugar? Donde el vagón se rompe, lejos de tus dos ojos que han mentido. Alejada de Dios, que sin ser tuya pisoteada por mil, como un repudio, la tristeza redonda en arandela querrá romperse como una quimera. Y es por permanecer así humillada por lo que el trajinar convierte en alas el destino final de desterrada… Rosa mustia de espinas despojada. Pero se queda en mí tanta palabra: demencia de perderme, siempre extraña. ©Leibi Ng

La deseada

Ella dice que no, que mejor sola pero su cuerpo habla y otra cosa pregona. Su espejo la disfraza, no se ve como es. Una sensual consciente con poros anhelantes y la vida latiendo temiendo en el secreto la sequedad que avanza.. Se muestra cada día como se le permite; aparentando dicha o un júbilo discreto. Exhibe mil sonrisas y apertura a la vida pero yo sé que adentro hay lágrimas sepultas. Cada imagen reafirma su soledad brillante cada verso, su angustia sofocada y distante Penélope o Medusa en ella se acorralan ni admite ni confirma ni cede ni reclama. Cada curva lasciva es un beso no dado Los cabellos, los labios, los ojos, las orejas... El pecho se despliega, doble página abierta. Todo en ella es entrega: -Mírame, soy la fruta deliciosa que anhelas. Presta estoy a tu abrazo. Me muero por ser tuya. Y así pasan los días, con su contradicción. Es "perfecta" da charlas, enseña a ser feliz. Y cual Pierrot oculto en un hogar desierto se muere por vivir. ©Leibi Ng

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