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Mostrando entradas de octubre, 2020

En horas de la noche...

  Este patio agoniza la auyama se arrastra en una reverencia a la pesada sombra rosal de bayahibe no pretende las flores incapaz de crearlas sin un baile de abejas. El perro se agiganta lo mismo que un espectro en la pared del fondo suspirando paciente en la serenidad. Como una solterona la orquídea me contempla en su tarro de inconmovible espera y me siento indefensa ante tanta penumbra sin recordar que al cielo no lo puedo engañar. Cuando llegue la aurora y el ruiseñor despierte en mis sueños, su canto, me dará libertad. ©Leiby Ng

Jugaba con el alma

  Su nombre era una s y en sus pupilas oscila el azul como si viera el mar sin horizonte. Supongo que había cobre entre sus uñas o sal debajo de su axila como un país con minas sin fronteras. Jugaba con el alma buscaba al niño ido que perdió en el cortijo. A veces olía a viñas, otras a orujo o vodka pero siempre besaba con sabor a romero De su risa salían pelis para la siesta, de vaqueros e indios Rezumaba ternura aunque era un hombre grande y aún con uñas pintadas era un chico muy guapo. Por alguna razón llegaba a mi en su tinta cada vez que escribía mensajes a su amada y a miles de kilómetros se encendía mi pantalla. ©Leiby NG