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Al ladrón de mis sueños

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Observarme por todos los rincones, ladrón, oculto en el anonimato fue tu misión, tu norte, tu extravío; mirón, que te ríes de mis temores, barrotes engarzados a mis cuidados. Como la noche de incógnito te ampara, las estrellas indiferentes no te nombran, la luna me guarda silenciosa sin saber si te creo o desconfío. Tú contienes la respiración ansioso de un amor disfrazado y mentiroso ayudado por las palabras temerarias: del misterio te cubres insidioso y mi intriga te sirve de acicate. Mi esperanza te nutre de intenciones prometiendo la utopía de un beso, del paraíso que eternamente anhelo, socavas mis defensas, me conquistas y descubro que estás y estarás preso. ©Leibi Ng

haikús indefinidos

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No teléfono. Que me llames no quiero no más lágrimas. ©Leibi Ng En tus ojos pienso se pierde mi mirada. Otro recuerdo. ©Leibi Ng Beso tus labios Me saben a lágrimas otra despedida. ©Leibi Ng Ladran los perros En alta madrugada se muere mi paz. ©Leibi Ng

Vocación terrestre

Sólo el latir de la noche responde  despreciando mi variante que flota sin ruido.                Asomo de la lluvia rocía mis balcones golpeando a los jazmines en su aroma del Sur.               No le doy rienda suelta al grito de mi carne ni cedo al doblegarme la sed de mi poder.              Una por una trenzo las ganas de soltarle las angustias vividas en tantas madrugadas...              Sentada en la cocina, vagando por la casa, sin más escudo encima que el verbo y su intención.             Converso con espíritus que no me         pertenecen en su lugar de origen. Mucho antes de perderte ya entero te añoraba con todos tus fantasmas, para mi maldición.              Sobrevivo la ausencia, la frialdad y el apego que lastran como el plomo las alas cercena...

Jardín Zen

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Capitán, mi capitán haz logrado mi devoción sin cuestionarte acato las órdenes que fluyen de tus labios antes que la saliva retorne hacia tu lengua. Con premura oculto la incertidumbre de mis pupilas sublevadas en busca de razón. Hoy, mi kimono a tu costado mi prendedor en tu mano mi rosa en el ojal de tu uniforme para representar a la nueva Madama Butterfly que derrama lágrimas rojas sobre la seda. Oh, capitán do not leave me el silencio ronda la piedra tan breve del instante en que me adueño de tu corazón y devela la calma después del amor de madrugada. Oh, capitán, oriundo del silencio como el beso del viento, you make me live and die, saeta que resplandece atravesada en esta luz que rasga las tinieblas. Capitán, tú marchas y me dejas quieta para que el tiempo pase sobre mí marcando dunas. ©Leibi Ng

Fragilidad

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o humano vs máquina A estas alturas decir evocación, alba, delirio... no podrá hacer más fuertes mis ideas frente a este hálito punzante que roza mis costillas, que penetra los huesos, y punza, sí y late, sí y porta el oxígeno que debo respirar para nombrarte. A este espesor, volteados los teclados desnudo el CPU perdido el UPS no tengo a nadie que gruña al deshacer mis rollos cibernéticos las entradas de virus los banners entusiastas el desconsuelo enorme al escapar de mi las teclas necesarias. ¿No ves que hay competencia y vale todo? En tu lógica jamás entrará la posibilidad de que una multinacional me haga un cyberataque. ©Leibi NG http://do.globedia.com/dispositivos-brindan-facilidades-hackers-estrellas-pop-escarmentadas-cyberataques

Viaje astral

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Hoy me hice la dormida y fui testigo del torpe vuelo de mi cuerpo astral. Se desprendió muy lento el nombre musitado como aliento. Sin tiempo y sin espacio de mi misma escapó, flotando hacia el techo de la habitación... no esperaba que desde mi ombligo un cordón muy fino lastrara su vuelo. Con suavidad tensaba el filamento Y de pronto, llegó hasta un paisaje de rocas un yermo campo donde escaseaba todo menos las piedras y el polvo. Poca vegetación y un sembradío de rayos de sol desesperanzados de lluvia, o de alguna estación. Y sin embargo, los chiquillos jugaban en un carrusel de viento. Gente escasa en el campo polvoriento sin cultivos, ni graneros, ni verde, ni contento... En casa, mi ombligo, finísima Matrix reluciendo todo me informaba; a tantos metros, me hacía ver el pobre desempeño de mi espectro. En un horizonte sin matices; percibí su desaliento musitando siempre el inolvidable. Sentí su mirada extraviada y su regreso amnésico y perdido mientras yo, me hacía la dormida. ©LEIB...

Eternidad

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Sobre la arena sin aspavientos de falsa alegría como hacen las parejas que fingen, mirándote a los ojos con las pupilas llenas de sol y verdad segura de que amarte era la decisión correcta aunque no entiendas mi forma de pensar. Verás un cielo transparente aun mis párpados cerrados y un universo tras mis pestañas. Cuando la noche clave en ti el millar de estrellas de estas promesas. Encenderás una lumbre que te retorne a casa. Mientras mi cuerpo se desvanecerá entre tus dedos, y tu voz será ronca y lejana, te dejaré permeado por el llanto del infinito y las cumbres nevadas. Yo sé que entenderás cuando no puedas repetir mi nombre. Consciente de tu desmemoria te convocaré cada vez a la misma hora como un rito infalible traspasando tiempos, vidas, geografías, carnes, huesos, guerra y paz. Con el santo y seña de un beso fin de mundo, fundidos en uno nos hallará la eternidad. © Leibi Ng

Purdah

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Sobre el filo de la hoja que brilla en la mitad, cual crisálida envuelta en el capullo que la salva y la sepulta Ella dueña de pechos rebeldes como collados altos propietaria de la cintura que se estrecha turgente, ama de un par de ovarios vitales, productores... Se tapa con la capa de extensas tradiciones. Hablan los viejos de honra, virtud, decoro y dignidad. ¿Y tú, qué dices tú? Para bien, para mal se plisan maldiciones en la tela cobalto que ondea en la penumbra. Para bien, para mal la rejilla trasluce la mirada huidiza de quien cubre las carnes como esconde la vida. Para bien, para mal, perfecta la capucha encaja cual sombrero de aleros precavidos que ocultan su pureza.               Ningún hombre ha venido a pedirte en matrimonio.               Ningún hombre dará una cabra por ti.                Ningún hombre será responsable por ti. Ojos extraños buscan lascivia y descont...

Citadina

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http://petalosalvuelo.blogspot.com/ Hoy muchos nombres pueblan mis abismos. Algunos conocidos, otros no tanto. Están aquí mirándome como se mira al profe que en una tarde absurda dicta clase a desgana. Yo sé que estos asientos tendrán un costo luego. Los habrán convocado usando algún señuelo: que si serán más sabios, que si hablarán en lenguas; que si dentro de un tiempo, renovarán sus vidas… Yo sé que son los menos. Digo que están haciendo lo imposible para alterar la historia del reino del “Non Problem”. Han logrado que haya gente de mal humor en cada ventanilla de servicio al usuario. Se empeñaron e hicieron que el asfalto caliente aumente a un mar ardiente de lava y gasoil. Las piezas de los carros de concho vuelan solas. Los trozos de aceras te patean a placer. La nueva moda de colocar basuras en las cuatro esquinas es cosa de dementes, mientras suenan sirenas, alaridos hirientes con el pasar violento de un motor demoníaco, envuelto en humo negro. Aquella mujer vieja, la del traje...

Indulgencia

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Acuarela. Yin-lai Trinidad Ng En la orilla distante la pareja se hunde en lo invisible tratando de fundirse entre rivera, limo y piedras. Emerge con un ritmo de olas de aguas dulces. Hay certeza en la piedra vaivén de algas fiesteras y no sé qué de ausencia en las firmes riveras. El eco de los besos se pierde en un poema. La ternura empujada por la prisa no espera. La sangre que palpita se agolpa en arroyuelos que fluyen impetuosos hacia un cauce violento. Gime y late la vida, se funde en miel y tacto, suplicando al espacio un tiempo, un movimiento... un absoluto encuentro. Se funde como llama de hogueras simultáneas que estallan en fotones celebrando la fiesta de la vida que relativa mueve que relativa extiende                      luz y espacio sin aceptar el nunca ni la total espera. Demandan mi indulgencia, la compasión despiertan aquellos que desoyen la ternura del cuerpo y a la pasión se entregan. ©LEIBI NG