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EL AMOR A LA VIDA COMO EPOPEYA Por Efraim Castillo

Efraim Castillo, publicista, dramaturgo, novelista, poeta, ensayista, asesor mercadólogo... Fue Ramón Oviedo quien me habló de una chinita que vivía en Villa Francisca, cuando desarrollaba una campaña para la marca de tenis Paseo, fabricada por la firma Celso Pérez. En aquella campaña tenía la idea de vulnerar la prohibición de la entonces Secretaría de Estado de Educación y Bellas Artes, que impedía el acceso a las aulas con ese tipo de calzado, sólo admitido para las faenas deportivas. Cuando llegamos a la residencia de la chinita, ubicada en la calle José Reyes —que se bifurcaba con la Jacinto de la Concha, en Villa Francisca—, Ramón Oviedo, señalando a una hermosa jovencita, expresó: —He ahí a Leibi, Efraim. Ella es la jovencita de quien te hablé. Aunque no esperaba nada especial de aquella chinita de doce años, salvo su utilización como  modelo en la campaña de las zapatillas, al conversar con ella experimenté un inmenso asombro al contemplar sus ojos rasgados pestañear al compás

FICCIÓN DEL UNICORNIO, DE LEIBI NG

Poeta, editor, pintor, asesor literario... José Alejandro Peña Leibi Ng es una poeta dominicana, nacida en Santiago de los Caballeros. De padre chino y madre dominicana.  Ficción del unicornio es su primer libro de poesía; y sobre este libro voy a referirme ahora.  Lo que he notado desde la primera lectura de estos poemas que componen Ficción del unicornio es que son poemas de una claridad propia del lenguaje poético tradicional, donde hay elementos que tocan el fondillo de la expresión corriente como para revelar emociones que dan crédito a ciertas experiencias fundamentales. Entre estas frases corrientes hay también salpicaduras de frases dolorosas, que hablan de un sentimiento que parece elevarse, mientras más se oscurecen el tono y la fuerza del movimiento que va llevando, como a rastras, las marcas de una intención precisa, como si la trazara un pulso alígero, pero sagaz.  Para Leibi Ng, la vida del poema está conectada a mundos remotos, a sentimientos de melancolía, a reconstru

El ajeno Déjà Vu

Dormí pensando en la postal portuguesa de Vila-Matas el faro de Cascais, conexión que todos hemos sentido, inexplicable y lúcida, frontera entre el ensueño de una deuda vital con los paisajes, recuerdo o memoria que no sabes si fue verdad o no. Experiencia o presagio que apresa sin lograrlo la emoción de un tiempo que no es hoy, pero se asoma. Vapor de seda movido por un dejo evocador... Sentir de un pasado instante reminiscencia en aromas onírico resplandor. El caso es que ahora lloran unas nubes en mi patio y yo dormito en penumbras como títere doblado sabiendo que la actuación dependerá de otros brazos y el libro de Vila-Matas no resuelve la cuestión. ©Leibi Ng

Fulgor de la amapola

Apartada la mirada buscando el desapego que no alcanzo me enfrento a la torpeza del demonio mañana, tarde, noche en cualquier parte. Suspiro y bajo la mirada recordando momentos, como quien señala el camino de inútiles migas que comerán los pájaros... Amado solo mío (en mi cerebro) repartido en la vida como un ángel ya que los sueños se me hacen reales queda la vida para actos infames. Coloridos, audaces, tentadores... mis sueños son de la mujer que ama. Justa y capaz entregada y pausada, dispuesta a defender el hogar y la paz. Mírame así sin mentirme de nuevo y puede ser que en horas de escasa luz y rota de memoria se produzca el encuentro entonces será fe lo que fue sombra, recóndito fulgor de la amapola. ©Leibi NG

Yo te nombro, Ligia

Elijo esta foto porque es la sonrisa que conocí y quiero recordarla aunque el tiempo me reduzca a una osamenta alada. Las pocas veces que coincidimos personalmente, era esa alegría tu mejor adorno. Siempre nos prometíamos un encuentro. Y yo, que no soy dada a juntarme, hoy me arrepiento de no haberte llamado con la de risas que ahí quedaron, las complicidades que nunca compartimos, las simpatías que se nos perdieron... Como si dejáramos una cita abierta ahora que sé que no te veré más en las calles de Santo Domingo, me hundo en esta pena caminando por Ciudad Nueva. Voy a leerte de nuevo buscando claves de vida porque no es la muerte soberana de la eternidad sino la vida. Esta vida que evoco en tu sonrisa franca, en la palabra Denver o en apellidos como Minaya o Belliard; tal vez en Moca o en Van-Troi la calle Independencia, por el Ateneo, el Diario Libre con su sello verde y esas Saudades que sí, ¡lo juro! sí son eternas. Ligia Minaya, yo te nombro y en ti, vienen todas tus letras danz

Joya en piel

Una vez, en castillo habitado mi pulsera cayó al lago encantado. Me atreví a bajar rápido y firme por mil escalinatas escarpadas. Tan oscuro, tan árido y tan húmedo, el estanque me retaba a olvidarla pero al menos yo quería intentar recuperar mi joya con buen ánimo. Vi ocho duendes, dos trasgos, cuatro hadas, un ciempiés y muchísimas arañas, sapos de diversos tamaños con su canto dentro y fuera del agua. Sin más luz que las de mis pupilas, sin apoyo, sólo el de mis ganas, al fin pude recuperar la joya y mi risa subió a las cuatro torres del castillo ahora iluminado. En mi mano relucía la joya, en mi piel jade y oro brillaban. ©Leibi Ng

Creer obviando la evidencia

Asumí el alud de tus mentiras armando el entramado al pie del alba; Quería creer contra toda evidencia. Fui colocando como monja en claustro uno a uno los barrotes de mi verja. En el patíbulo, bajo los campanarios, el verdugo afilaba su herramienta voz de averno, luces del infierno cara y cruz del amor sempiterno. Mi lengua, símbolo de mente alucinada será guillotinada cual ofrenda por la confesa culpa de creerte obviando la evidencia. No hay peor ciego que el que niega luz, aún sea pródiga y cierta pecar en fiel inmolación, fatal suicidio que el que por gusto muere se goza con su infierno. ©Leibi Ng