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YO NO ACEPTO LA MISERIA


Dentro del Club de los 50´s sigo escuchando los gritos de fantasmas, aullidos que sin ser áulicos allí quieren pegar y no llegar. Me estoy viendo, retrospectivamente, veinte años atrás, a mí misma enojada frente a un "compa" cuyo padre había sido militar en el régimen de Trujillo y repetía de vez en cuando (cuando le iba mal, por cierto): "Aquí tiene que volver un Trujillo". Expresión con la que me espantaba el cariño. Lograba que lo abominara en segundos y aferrada a la más fiel cortesía trataba de dejarle el claro pensando en lo absurdo que era quejarse por cualquier cosa, porque si de veras se cumplieran sus palabras, sería uno de los primeros en combatir el autoritarismo. El caso es que aquél me hizo reflexionar sobre la responsabilidad de nuestros dichos. ¿Qué derecho tenemos a "maldecir" y enturbiarle el aura a los de al lado? ¿Qué derecho tenemos a soltar bichos y culebras sin capacidad para recogerlos y dañando a terceros inevitablemente?

Escribir tiene la misma fuerza. Escribir para niños tiene la fuerza potenciada. ¿Qué derecho hay en transmitir un mundo sin esperanza? ¿Tiene la culpa un niño de 5, 6, 7, 8, 9 10! a ser inmerso en el descomunal agujero negro de nuestra realidad que mira al futuro?

Es por esto que no entiendo el masoquismo de los oyentes de los habladores insulsos de radio y TV.
No entiendo la insistencia en comprar un carro, aunque el sueldo no alcance y la gasolina suba ¡para dejarlo horas y horas aparcado en un sitio al solazo!
No entiendo por qué seguimos la moda de Europa o de Norteamérica, con tanto algodón...
No entiendo por qué un libro cuesta más de 500 pesos.
No entiendo por qué la presión social hace que ocultemos nuestros anhelos, deseos y gustos como pecados ¿y si a mí me gustan los fritos verdes ¿qué?
No entiendo por qué los que abrazan una fe o lo que sea, se empeñan en convencer a los otros ¡quédese tranquilo!
Y no entiendo por qué la piña siempre está agria, asustando a todos, PORQUE SIEMPRE HA ESTADO AGRIA! ¿O usted es de los que van a hacer la compra a Miami u otro puerto?

¿O acaso usted no se sabe de memoria esto que ponían a todas horas en las velloneras:


Se lo dije a mi sobrino aquí
no te vayas más de tu país
que la cosa no esta buena allá,
la miseria está acabando...

Un papelito recibí
de mi sobrino y dice así,
la ropita se acabo,
la miseria me agarró,
con los hijos esta mujer
pasa días sin comer,
el conuco lo vendí... 
Etc.

Insisto. Nadie vendrá a resolver mis problemas sino yo misma. Si no me esfuerzo y lucho por ser mejor, entonces sí que la miseria me comerá viva.

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