Ir al contenido principal

Sexo II



“Escribir es un acto de amor”. Simone de Beauvoir

Estamos hechas de sus deseos.
Cada curva de nuestras caderas
contorneada por sus dedos.
Nuestro sexo, concebido
por sus equis y sus yes.
Desde el semen patriarcal
por las lágrimas que nos surcan las mejillas
que un mal padre no consuela.
Menstruamos acopladas al porvenir destinadas
a que fecunden el huevo
desde las mismas cavernas
atravesando el Medioevo
y todo el Renacimiento.
Damiselas rescatadas.
Brujas en la hoguera quemadas
amas de casa cosificadas…
Sometidas bajo el peso de sus cuerpos
mendigando la atención del primer sexo
que pregona su odio hacia la monogamia
como nosotras amamos el pene cual complemento.
Freud se equivocaba. El miembro, no lo envidiamos:
Queremos al hombre dentro.
Para eso le fregamos, cocinamos y servimos.
¡El hombre entero!
Y vamos de madres, hermanas, amantes o secretarias…
Todo en uno a cambio de un hombre entero.
Con cerebro, con su tórax aplastándonos los senos
y su pene que nos preña misión de naturaleza.
Como madres los educamos, extensión de lo que amamos: Sacrificio.
Soñamos cuando es preciso
No vale despreciar celos. Los celamos.
Somos la esposa que espera.
Únicas en un recinto de contrastes.
Amadas a plenitud, usadas como pañuelos, intercambiables…
Mutiladas, vez tras vez con diversos instrumentos,
—especialmente palabras, actitudes—…
Castran, cortan, diseccionan,
mochan, trocean, despedazan…
Paralizan a la joven rozagante,
jamonas deshidratadas
solitarias de amores frustradas
Siempre hembra a imagen y semejanza de madona
de convento, puta, abadesa, matrona de posada;
Cirse, meretriz, maipiola, vieja de mierda, mujer del Diablo.
Tontas dotadas del clítoris que las inflama.
Frígidas hechas de hielo…
Ninfómanas insaciables, histéricas, violentas, agrias,
chiviricas; tontas risas, casquivanas,
pecadoras, diabólicas, tentadoras, apedreadas…
Tanto maldecir y
tanto desearnos hasta los huesos.
Cual Pigmalión nos cincelan.

Somos... ¿el segundo sexo?
Mujeres, sí, paridoras.
¡Del futuro, las guardianas!

© Leibi Ng
Noviembre 2016

Poema en construcción. ¿Acaso no son los hombres una hechura, también, de la sociedad que los utiliza? El futuro nos hallará de otras formas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

SIEMPRE EXTRAÑA

A J. que ama demasiado Olvídame en el Metro como a un libro. No permitas que nadie me devuelva. ¿En qué lugar? Donde el vagón se rompe, lejos de tus dos ojos que han mentido. Alejada de Dios, que sin ser tuya pisoteada por mil, como un repudio, la tristeza redonda en arandela querrá romperse como una quimera. Y es por permanecer así humillada por lo que el trajinar convierte en alas el destino final de desterrada… Rosa mustia de espinas despojada. Pero se queda en mí tanta palabra: demencia de perderme, siempre extraña. ©Leibi Ng

La deseada

Ella dice que no, que mejor sola pero su cuerpo habla y otra cosa pregona. Su espejo la disfraza, no se ve como es. Una sensual consciente con poros anhelantes y la vida latiendo temiendo en el secreto la sequedad que avanza.. Se muestra cada día como se le permite; aparentando dicha o un júbilo discreto. Exhibe mil sonrisas y apertura a la vida pero yo sé que adentro hay lágrimas sepultas. Cada imagen reafirma su soledad brillante cada verso, su angustia sofocada y distante Penélope o Medusa en ella se acorralan ni admite ni confirma ni cede ni reclama. Cada curva lasciva es un beso no dado Los cabellos, los labios, los ojos, las orejas... El pecho se despliega, doble página abierta. Todo en ella es entrega: -Mírame, soy la fruta deliciosa que anhelas. Presta estoy a tu abrazo. Me muero por ser tuya. Y así pasan los días, con su contradicción. Es "perfecta" da charlas, enseña a ser feliz. Y cual Pierrot oculto en un hogar desierto se muere por vivir. ©Leibi Ng

Era que no

  Era que no quería inesperadamente un hado se posó en medio de los labios. Silencio inexplicable pendiente de un misterio el mundo suspendido al paso de un segundo y tu mirada en mí y mi alma dentro tuyo. Adormecida Cual resignada lluvia no hay nada que ofrecer en resistencia sí una pausada tregua mientras tanto Vendrá la aurora para recuperar la voluntad perdida ese instante indomable que controlas y serás nuevamente tú, la única, la autora original fiel a ti misma. Todo será recuerdo y aguacero. ©Leibi Ng