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AMOR ETERNO



Ya tú no sientes dolor ni frustración.
Estás acostado en tu féretro con las manos juntas
cruzadas sobre el pecho que yo besaba.
ese que se amoldaba a mi oreja enamorada.
Ya no sube ni baja el hueco entre las costillas.
Te me has muerto en lo brazos
como un soldado triste que nunca combatió.
Delante de tu cadáver rememoro la vida,
desde el primer beso al rictus del adiós.
La primera vez que me buscaste,
elegida entre muchas
como amapola en campo de primavera
Después vendrían los sinsabores de la infidelidad,
las mentiras de la pasión gastada
el fraude de lo cotidiano...
La duda infinita de dejarte o no dejarte
y el cambio en el momento justo para que no me fuera
Millones de parejas jugando el mismo juego
de la costumbre
Me pregunto para qué tener conciencia
si no le vamos a hacer caso.
Ríos de llanto vertido sobre las almohadas
y las tareas de la casa haciendo su papel
de mantenerme atada por los niños,
la familia, el futuro incierto...
No me dejaste trabajar porque eso deshonraba.
Las mujeres que trabajan en la calle siempre son acosadas
y tú no querías salir a matar a alguien que se metiera conmigo.
¡Valiente tú cuando no hacía falta!
En los momentos más duros de nuestra vida te amilanabas.
Siempre hallabas la forma de no estar, de disculparte
como el genio que solo da para crear y lo cotidiano le es ajeno.
Ahora estás muerto. Ya jamás pelearás por mi
y no me harás falta tampoco porque aprendí a defenderme.

Todos creen que estoy rezando y llorándote.
Sólo yo sé que te amaré para siempre
porque jamás has estado conmigo
y esa es la melodía que me hará continuar:
Me quedé enamorada del que se fue.
©Leibi Ng

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